Andrés Morales y Lucas González. O viceversa. Tanto monta uno como otro. Y más venden, tal y como han demostrado con sus tres primeros trabajos: Andy y Lucas (ocho discos de platino), Desde mi barrio (tres discos de platino) y Ganas de vivir (disco de platino digital por sus más de 20.000 descargas). Ahora, estos "gaditanos de oro", creadores de un personal estilo imitado hasta la saciedad por otros grupos que llegaron posteriormente, vuelven dispuestos a seguir un pasado de éxitos que pronostica un futuro no menos ilusionante. Todo sin dejar de perder esa esencia popular a la que permanecen tan fieles como a sus playas gaditanas.

-¿Se han hecho ustedes mayores o qué sucede con estas nuevas canciones suyas?

-(Sonríen) Vamos madurando, sí…

-(L) La verdad es que hemos dado un pasito más adelante. Ahora, en uno de los temas, nos acompaña hasta la Orquesta de Bratislava… No conocemos a ninguno de ellos, porque lo que hicieron fue mandar las bases, pero así ha sucedido…

-Sin embargo, Andy y Lucas sienten que, a pesar de la popularidad y su currículum, hay determinados sectores de la industria que no les tienen toda la consideración que debieran…

-(A) A veces no llega, o no interesa, dar información acerca de nuestra carrera. No se preocupan por saber qué hacemos y, estar nominados a los Grammy o actuar en el festival chileno de Viña del Mar -y que lo sepan nuestros amigos porque nosotros se lo contamos-, no nos parece normal.

-(L) La prensa, directamente, no escribe sobre todo esto. Luego, cuando pasamos por Almería vemos que, con David Bisbal, se vuelcan en distintas campañas. A mí me encantaría, por ejemplo, ser imagen de mi pueblo para lo que fuera. Pero incluso nos ha pasado con compañeros que, con menos currículum, no nos han permitido acercarnos. Ellos sabrán.

-Y, a pesar de eso, reivindican seguir Con los pies en la tierra… ¿Es un título por poner o tiene un sentido?

-(A) No, no. Intentamos mantenernos así porque lo peor es creértelo. Todo el mundo sabe quién es su madre, ¿no? Alguna vez se te puede ir un poquito la cabeza, pero ahí está después nuestra gente para bajarnos los humos…

-A ver, alguna costumbre que conserven por encima de la fama…

-(L) Yo, por ejemplo, no me he querido ir aún de casa de mis padres ni he cambiado a mis amigos. He invertido mucho e intenté independizarme y un camino en solitario, pero no me gusta la soledad. Soy una persona muy de barrio, ir al bar de siempre, saludar a mis vecinos… Una urbanización está bien dos días, pero yo necesito vida y me hace feliz ver a mi gente disfrutar.

-(A) Nosotros nos cambiamos de casa porque éramos seis en dos dormitorios y ahora estoy con mi novia.

-Y con su hija, ¿no? Porque hace un par de años fue papá de una niña llamada Claudia…

-(A) Sí. Es algo que da mucha alegría, mucha responsabilidad… ¡y mucho gasto también! ¡No veas la de pañales y biberones que hay que comprar!

-El que aún espera el amor es Lucas, ¿verdad? (A pesar de dedicar el disco a "esa mujer que no conoce, pero que me hará el hombre más feliz del mundo"...)

-(L) Seguramente llegará cuando menos lo busque y lo espere y debe ser alguien que me quiera por cómo soy y no por quién soy.

-(A) Está regalado…

-(L) Sí, sí, con lacito y todo… (risas)