Julia Gutiérrez Caba. Actriz

"En el drama sirio estar a la altura de las circunstancias llega tarde"

  • A sus 83 años la lúcida intérprete perteneciente a la cuarta generación de una reconocida saga actoral reflexiona sobre su último proyecto, su trayectoria, profesión y asuntos de actualidad.

Escrito por Teresa de Ávila, una de las diez lecturas en vida del proyecto teatral Cómicos de la lengua -dirigido por el académico, actor y director teatral onubense José Luis Gómez con motivo del tercer centenario de la RAE- recaló el pasado viernes en el centro artístico Harina de otro Costal. Julia Gutiérrez Caba fue la encargada de poner en escena una cuidada selección de fragmentos de la obra de la religiosa y escritora abulense del siglo XVI, brindando a los asistentes una oportunidad de oro para, a través de esta antología oral, acercarse a un lenguaje y una escritora irrepetibles.

-¿Qué tiene Cómicos de la Lengua y, en concreto, esta propuesta, como para que usted le diera el sí a José Luis Gómez?

-Trabajo poco porque ya no tengo muchas ganas de seguir en este oficio nuestro que tan bonito es y tanto nos requiere pero que, al mismo tiempo, es tan duro de seguir. Cuando me llamó José Luis, primero me dijo que quería hacer un proyecto de lectura de textos con la Academia y me preguntó si estaba dispuesta a colaborar. Le dije que sí inmediatamente. No sabía muy bien qué tenía que leer ni de qué se trataba; más tarde me explicó que tenía que leer a Teresa de Ávila. Me pareció que el proyecto, como ha sido luego, es muy bonito y ha gustado mucho, naturalmente para las personas que se interesan por el idioma, por la evolución de la lengua.

-¿Se había acercado antes a la obra de Teresa de Jesús?

-No, la conocía por encima pero ahora la he leído y la he estudiado porque cuando lees los textos tienes que interesarte por su profundidad, por sus antecedentes, su historia y, sobre todo, porque el lenguaje ha cambiado tanto y ha sufrido, para bien o para mal, unas evoluciones que te van interesando de una forma especial, como pasa en este caso.

-¿Cómo se ha sentido al enfrentarse a los textos de Las moradas del castillo interior, del Libro de la vida o a la poesía de la santa? Se trata de una literatura con una gran carga.

-Se ha hecho una selección, así se indica a través de unos pequeños sonidos, y quien conoce los textos reconoce el libro al que pertenece. Me parece que la selección es muy buena, está muy bien hecha. Y la dirección de José Luis ha sido muy inteligente, muy cuidada y bien pensada. Y no solo en mi caso, sino en cada lectura del ciclo, que lleva un montaje diferente y ha llegado mucho al espectador.

-Uno de los biógrafos más conocidos de Teresa, el hispanista francés Joseph Pérez, considera que la dictadura secuestró en cierto modo la imagen real de Teresa. El hecho de que Franco la declarara santa de la raza y el que se hiciera acompañar de una mano incorrupta puede que no ayudara mucho, ¿no cree?

-Yo creo que eso perjudicó a la figura de Teresa y se apoderó demasiado del personaje. No le ha beneficiado como escritora y como mujer de talento, sobre todo teniendo en cuenta cómo en esa época una mujer pudo desarrollar ese conocimiento y solventar esa dificultad con la que se encontró respecto al idioma. La lengua culta era el latín y ella parecía que no sabía latín pero luchaba con el lenguaje de la calle y con las palabras que se iban incorporando y modificando. Se debió encontrar con grandes dificultades al llevar a la escritura lo que quería contar. En ese momento, cuando los confesores le pidieron que todas esas cosas que ella confesaba las llevase a la escritura, tuvo que pasar por muchas dificultades.

-Antes ha asegurado que su oficio exige demasiado. ¿No afrontará nuevos proyectos?

-No sé si demasiado, pero sí exige mucho. Aunque parezca increíble, aún tengo ofertas de teatro y de televisión, pero necesitan una dedicación y tiempo especial, sobre todo el teatro. Y yo eso ya lo llevo haciendo durante muchos años y creo que no es el momento de seguir. Proyectos como Cómicos de la Lengua sí; me gusta porque tampoco lo hago todos los días y porque se realiza en sitios determinados y especiales. Eso sí me gusta y lo puedo afrontar mejor. Pero estudiar una comedia o una obra de teatro no, las exigencias de los ensayos ya son demasiado.

-En su caso es evidente pero, ¿en general cree que el gusto por el teatro requiere una educación desde la infancia?

-Hay que tener una educación básicamente para todo. Lo que quiero decir es que cuando tienes una determinada educación sí necesitas , si no dedicarte al teatro, amarlo o disfrutarlo. Después, como profesión, pienso que hay distintos caminos para llegar a este oficio y que no son siempre los mismos, como pasa en el arte o la pintura, por ejemplo.

-¿España trata bien al teatro?

-No, generalmente. Desde luego sus responsables políticos no demasiado bien. Envidio a otros países europeos que hacen que la gente acuda al teatro con una mayor regularidad y con una necesidad que aquí no existe porque nuestra educación básica no la ha desarrollado, alimentado o apoyado.

-Supongo que políticas como el IVA Cultural no ayudan demasiado.

-Eso ha sido ya la puntilla. Aunque no hago teatro, sí conozco las dificultades por las que atraviesa el sector y cómo hay gente joven que empieza que se encuentra con grandes problemas, con una automática rebaja de sueldos y de las posibilidades de vivir de esta profesión. Todo esto, en un oficio que ya de por sí nunca ha sido fácil, agrava la situación. Alegrándome y congratulándome de haber hecho cine y televisión (no desprecio a los otros medios en absoluto, todo lo contrario), creo que estos medios han hecho que el teatro haya sido siempre minoritario en España. Cuando antiguamente, y lo sé por mi familia, no había otras cosas que distrajeran al auditorio más que los toros o el teatro, podía tener una mayor envergadura o afición. Pero después llegó el cine, luego la televisión y ahora los otros medios y quizás la gente no aprecia que el teatro no se parece a nada de todo eso.

-¿Cómo vive los cambios actuales a nivel social y político? Parece que las cosas cambian.

-Parece. Estoy viviendo bastante expectante. Estoy comprobando la pobreza de tantas cosas y de tantos personajes, la lucha por otros... Estoy viendo y escuchando cosas que no me gustan y otras que me dan cierta esperanza.

-¿Cómo era la censura? ¿Cree que en la actualidad se premia o castiga a los artistas en función de sus ideas políticas?

-En aquellos años la sufrimos todos de una manera o de otra: porque algún proyecto se venía abajo o por tonterías, como pasaba en televisión cuando con un escote determinado te obligaban a ponerte un chal o te cortaban una frase. Yo he vivido estas cosas, aunque ha habido casos más graves. Yo no lo sé si en la actualidad hay censura. Es muy posible, todo lo es. No la he sufrido pero eso no quiere decir que no suceda. Realmente no lo sé.

-¿Qué le dice la fotografía de Alan?

-Me parece que estar a la altura de las circunstancias llega un poco tarde, o bastante. Me pregunto cómo se puede arreglar eso, me refiero a arreglarlo de verdad. Porque claro, luego hay que pensar que esas personas se tienen que integrar en los países y, ¿cómo se les puede dar una vivienda o un trabajo? Y también está el desarraigo de sus propios países. Me aterra pensar que acceden a unos países tan diferentes a los suyos, y me pregunto cómo va a vivir esa gente. Me refiero a los que sobrevivan, a los que puede que encuentren su oportunidad. No sé de qué modo Europa puede arreglar esto cuando creo que se ha atacado demasiado tarde. El problema ya no es solo salvar la situación momentánea, sino todo lo que viene después.

-La UE ha recibido más de 120.000 peticiones de asilo.

-Es un problema tremendo, angustioso. Sólo en Alemania me parece que son 800.000 las personas que están. Es una cosa horrible cómo se aprovecha tanta gente de la pobreza, cómo les engañan, cómo pueden meterles en esas pateras, en esos barcos que son como hojas de papel que se hunden. No sé a qué punto hemos llegado, la sociedad en general no sé si se ha tenido que dar cuenta ahora de lo que está haciendo o de lo que está dejando de hacer.

-¿Cree en la bondad del ser humano?

-En la bondad de algún ser humano, sí. Porque lo veo y porque lo oigo. Muchas veces es verdad que la gente que tiene menos medios está dispuesta a acoger. Eso no quiere decir que el ser humano sea siempre bueno, no lo es. No lo somos. Pero sí creo que hay algunas personas en las que se puede creer.

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