Paloma San Basilio. Cantante y escritora

"La novela refleja cómo convivía lo popular y lo burgués en la posguerra"

  • La artista madrileña presentó este martes, en la sede de la Fundación Cajasol en Cádiz, su primera novela, 'El océano de la memoria', la ficticia historia de una familia bodeguera de la ciudad.

Paloma San Basilio también escribe. La cantante madrileña estuvo ayer en Cádiz para presentar, en la Casa Pemán, El océano de la memoria (Penguin Random House), una novela en la que retrata desde la ficción la historia de una familia bodeguera radicada en Cádiz.

-No es su primera incursión literaria, pero sí su primera novela...

-Realmente lo que he hecho hasta ahora han sido columnas en periódicos y una especie de autobiografía hace un par de años, La niña que bailaba bajo la lluvia, que tiene bastante de biográfico pero también de reflexión, una manera de escribir sobre el mundo que te rodea. Me ha gustado escribir siempre, desde que era muy pequeñita. Incluso me ponía en la máquina de escribir de mi padre, y con dos deditos iba escribiendo poemas. Pero sobre todo me ha gustado mucho leer. Soy una lectora asidua, me gusta cultivar distintos géneros dependiendo un poco del momento.

-¿Y por dónde bucea en El océano de la memoria?

-Está muy basado, lógicamente, en mis años de venir al sur, la gente que conozco, todo lo que Cádiz me ha ido devolviendo, porque en el fondo Cádiz lo que hace es devolver todo lo que ha tenido y lo que el mundo le ha ido dando a lo largo de los siglos. Me parece que es una ciudad apasionante, que histórica y culturalmente es una ciudad de la que en España, ahora mismo, no hay un conocimiento y un reconocimiento a su medida. Cuando te empiezas a adentrar en todo lo que es el mundo XIX, el siglo XVIII, en ese emporio comercial y el mestizaje, que creo que es una de las cosas que me atrae de Cádiz, el mestizaje, el hecho de que es una ciudad que se ha creado a sí misma, eso fue un poco lo que me inspiró, aparte de meterme más en anécdotas, formas de vida, familiares, y con esa especie de cuaderno de bitácora que he tenido, que es la hemeroteca del Diario de Cádiz que para mí ha sido de una gran utilidad.

-Creo que ha investigado a fondo...

-Claro, ahí tenía la referencia de lo que estaba pasando a nivel anecdótico, el día a día de la ciudad, qué estaba pasando, las efemérides, las celebraciones, la España de posguerra, Europa, América, había una información de primera mano que era muy valiosa para situar a los personajes y para que la historia no fuese sólo un relato familiar de aventuras, de luchas, de búsquedas y de todo lo que puede pasar en una familia, sino que también había un contexto muy importante de incorporar sin abusar de él, porque no es una novela histórica.

-¿El sustrato de la novela?

-Claro, una base, como la estructura social y temporal en la que se mueven los personajes, que es un poco lo que determina sus conductas.

-¿La novela es ficción? ¿Existe la familia bodeguera que la protagoniza?

-Es totalmente ficción, los personajes son todos inventados. Aunque, eso sí, está la observancia, algo que aprendí de mi sobrino escritor Fernando San Basilio: esto es, que el escritor tiene que viajar por la vida de las personas y por los espacios, y siempre hay cosas que te cuentan y que tú incorporas. Casi todo lo que está ahí no está inventado, pero sí está mezclado de una manera que no tiene nada que ver con la realidad. Los personajes no pueden referirse a nadie porque son inventados. Hay un sustrato general que es el tema bodeguero, el comercio, pero no hay nada que tenga que ver con ningún personaje real. Lo único que hay de real es que mi hermana mayor nació en septiembre del 36 y es pelirroja. Es la protagonista, en primera persona, que va narrando la historia.

-¿Qué Cádiz vemos en la novela?

-Creo que es el Cádiz del esplendor ya entrando en la época de decadencia, cuando deja de ser un punto fundamental para el comercio, cuando la carrera de Indias se ve entorpecida por la obstrucción de los piratas ingleses y cuando ya empiezas a ver que Cádiz, poco a poco, va perdiendo fuste y va empequeñeciendo, aun siendo como es una ciudad con una enjundia y una personalidad muy propia, que a mí es lo que me encanta. También quiero reflejar el Cádiz de una época que es también la vida en provincias, las primeras décadas después de la guerra. Cómo era el latido de la ciudad, como convivía la parte popular y la alta burguesía, lo popular y lo burgués, una mezcla tan natural y consustancial en Cádiz.

-La novela salta a Latinoamérica, casi como su propia carrera musical, que creo que no se entendería sin Hispanoamérica...

-Por supuesto, yo amo América, y hay también una especie de homenaje a ese continente que dio a Cádiz tantísima riqueza. ¿Cómo entiendes Cádiz sin América? Es que es muy difícil. Igual que a mí. Cádiz sin América no existiría como tal. Y aprovecho que conozco muy bien esos países para que los personajes viajen por esos países y tengan sus aventuras con muchos puntos de sorpresa. En la novela pasan muchas cosas, son ocho hermanos y cada hermano va a tener una vida propia.

-También ha cultivado la pintura: ¿dedicarse a otras artes es una manera de descansar de la música?

-No, la verdad es que responde a mi personalidad. Soy muy inquieta, muy curiosa, tengo una personalidad muy horizontal, un poco, entre comillas, renacentista, con toda la humildad del mundo, y me gusta tocar muchos palos. La música me gusta mucho, pero no soy una cantante que piense que solamente en la música puede encontrarse bien y donde puede emocionarse. Me gusta mucho tocar otras cosas y creo que se complementan. Creo mucho en la educación poliédrica.

-En todo caso, su carrera musical no se ha parado. Ha terminado la gira Paloma sinfónica y se mantiene aún la que hace con los Niños del Coro.

-Sí, a punto de terminarla ya. Y estoy con otro proyecto, que es muy bonito, que es inaugurar el Festival de Mérida en el Teatro Romano con una comedia musical sobre los clásicos que se llama La décima musa. Será el 6 de julio.

-Qué lujo...

-Fíjese qué maravilla, es un regalo. Hay etapas de tu vida donde se supone que tendrías que estar de retirada y empiezan a aparecer proyectos y cosas más apasionantes si cabe que los anteriores.

-Se anticipa a la siguiente pregunta: ¿qué tiene que hacer usted para mantenerse en un mundo, el musical, que ha cambiado tanto?

-Mire, yo me he buscado siempre la vida y he desarrollado la imaginación. He trabajado mucho, he cantado mucho, creo que soy una privilegiada dentro de un medio en el que vivir 40 años de algo lo veo complicadísimo para las nuevas generaciones. Pero también es cierto que siempre me he ido buscando cosas; cuando veía que se agotaba todo el tema discográfico porque estaba empezando a ser una batalla imposible, yo me empecé a meter en el mundo del teatro, a desarrollar más mi faceta de actriz, que me apasiona. Siempre me he ido buscando cosas, no puedes vivir de los discos y de que te pongan en la radio. Eso es absurdo, hay que reinventarse y crear un espacio propio.

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