Cultura

"La reaparición de David de Miranda es lo más grande que tiene esta feria"

¿Qué le parece esa feria que le toca pregonar?

-Buena, muy buena. Muy completa, con acontecimientos muy bonitos como es lo de David dentro de ella. Yo sé lo que es salir de ese pozo y con todo el respeto a los demás, sí te digo que lo más importante de esta feria se llama David de Miranda. Los demás, Romero y Silvera, son un lujo para esta ciudad el que tengan tantos nombres suyos dentro de unos carteles; el resto, son grandes toreros, figuras que se dejan una temporada entera de triunfos, que están en todos lados, pero respetando a todos, a Huelva no la supera nadie este año porque lo de David es un gran acontecimiento en el toreo y pienso que tenemos que estar atentos a disfrutarlo.

-¿Qué le queda a Espartaco de ese niño que miraba pasar los Buick antiguos cargados de arreos toreros por esa carretera vieja de Sevilla camino de cualquier feria?

-Le queda todo pero principalmente ver disfrutar a mis hijos y a la gente. Ser feliz e intentar hacer el bien a mucha gente en la medida que se pueda. Ahora mismo soy feliz viendo feliz a los demás. Tengo un defecto, que es que no se decir que no a nada, pero como dice mi hija, "papá no te preocupes porque eso es también una gran virtud". Y en eso estoy. Cada día me encuentro más orgulloso de valorar todo lo que hay a mi alrededor, de valorar a toda la gente que hay en mi profesión, a todos los toreros y de una manera u otra intentar engrandecer lo nuestro dentro de lo que pueda.

-Ha estado en las dos plazas que ha tenido Huelva, Monumental y Merced. ¿Cuál le ha llenado más?

-Indudablemente en la que tomé mi alternativa deja una cosa especial. Es el día grande de un torero y una huella en tu profesión. Eran mis circunstancias porque yo entonces tenía menos concepto de una plaza o de otra porque tenía dieciséis años recién cumplidos. Para mí esa plaza era Huelva. No era ¿qué plaza? Lo que pasa es que La Merced….

-¿Qué pasa con la Merced?

-Es todo. El sabor de lo que yo he vivido como niño. Entonces, ni siquiera llegué a verla, pero es la foto con la que me despertaba yo por las mañanas.

-¿Sí?

-Sí, la Merced, porque era la fotografía que tenía mi padre colgada en casa. No sabía qué plaza era en la que yo tomaba la alternativa. Si era la Monumental o era La Merced… Tan sólo era Huelva. Aquella foto era de una plaza con unos ojos de buey abiertos sobre la pared, que yo no entendía por qué estaba aquello puesto así. Aquel niño no entendía aquello pero allí estaba mi padre con Efraín y César Girón, un toro de Eloy Jiménez por allí muy plantao y mi padre tomando la alternativa. Esa era la foto que yo identificaba porque fue la que siempre vi. Mi casa era muy pequeñita; prácticamente no teníamos casa y vivíamos en casa de mis abuelos hasta que mi padre pudo construir esa casa familiar con un dinero que ganó en África, y en esa casa siempre había tres fotos: toreando una vaca muy grande en lo de Moreno Santamaría con un tipillo muy esbelto y la única vez que lo he visto impoluto de sangre, otra foto de Juan Belmonte y la foto de Huelva. Esas eran las tres fotos. ¡Tampoco cabían muchas más en la casa!

-Al toro, pues

-Y además feliz porque aquí en esta ciudad me siento supernormal y una cosa importante, he conseguido en Huelva una cosa que eso sí lo quiero decir, y es que tengo muchos más amigos ahora que no soy torero ni brillo con el traje de torear que entonces. Eso sí que es bonito y lo que de verdad queda, porque pasa todo muy rápido.

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