La película de La Rubia Santisteban

Análisis

La Filmoteca Española añade una nueva película al patrimonio flamenco de la época silente

Un fotograma de la película 'Tangos'. / Filmoteca Nacional
Juan Vergillos

09 de noviembre 2025 - 07:09

La Filmoteca Española ha subido hace poco a su plataforma Platfo un cortometraje titulado Tangos que es muy interesante para los aficionados al flamenco. En él se ve a una cantaora, Encarnación Santisteban La Rubia, cantando a dos bailaoras, Alfonsina y Pilarcita. La única fotografía que tenemos de Santisteban, incluida en el catálogo discográfico Gramófono de 1904, así lo confirma. En el trabajo sobre la bulería que publicó en 2012 el maestro Ortiz Nuevo se incluía una gacetilla de 1907 en la que se hablaba de una “cinta parlante” protagonizada por una “cantaora, La Rubia”, y las “conocidas bailarinas, Pilarcita y Alfonsina”. La cinta en cuestión eran unas sevillanas. Pero, dadas las características de esta filmación que ahora presenta la Filmoteca Nacional, suponemos que la fecha de impresión de la misma debe ser la misma, o aproximadamente la misma, de aquella por sevillanas que tenía a las mismas protagonistas. Es decir, 1907. En esta película ahora rescatada y puesta en circulación pública, vemos una coreografía bastante codificada, más si tenemos en cuenta otros tangos de la época que han llegado a nosotros. Así, los tangos grabados en 1905 en la Casa Pilatos de Sevilla al grupo del Maestro Otero, que atribuimos en su momento a Presentación Muñoz. Y los que grabó en ese mismo año la cineasta francesa Alice Guy en el Camino del Sacromonte, esquina con la Cuesta de Montes Claros, al grupo de Juan Amaya, en concreto los tangos que atribuimos en su momento a María la Jardín. Los pasos son muy parecidos a los que vemos aquí: marcajes, rodazanes, vueltas quebradas … una sección muy pequeña, en comparación a lo que vemos hoy, de zapateado. Pequeña pero deliciosa. Mayor importancia, en relación a lo que vemos hoy, de la expresión corporal completa, que de las meras extremidades inferiores. Es obvio que el tango era uno de los estilos flamencos más populares en esta época ya que, además de los mencionados, tenemos también los bailados por la Chata de la Jampona y Diego el Talones, estos últimos de coreografía más libre, más lúdica y erótica. Ya hemos comentado muchas veces que Rafael Marín señala en 1902 que bailes propiamente flamencos solo existían en ese momento los tangos, las alegrías y el zapateado. Señalando, así mismo, que el tango era de origen cubano. Por eso en este periodo tenemos muchas grabaciones de bailes por seguidillas, como las sevillanas, peteneras y otros que hoy consideramos bailes de palillos pero que en ese momento estaban íntimamente unidos a los que hoy llamamos flamencos, si es que no eran la misma cosa. No se bailaba, o se empezaba a bailar, la farruca y el garrotín. No se bailaba la seguiriya, el martinete, el taranto o la caña, que se bailaron después de la guerra civil española. Las dos bailarinas de la película son familia. Una es mayor que la otra y es la que lleva mayor peso en el baile, además de tener una técnica más completa. Hay en la escena, rodada en exteriores, un guitarrista del que solo vemos su mano derecha. Y muchos extras que se dedican a mirar a las intérpretes, a sonreír, a mirar fuera de plano o a fumar compulsivamente y aplaudir al final.

También hay una camarera que sirve un café a un señor con capa y un periodista con bombín haciendo anotaciones en un pequeño cuaderno. ¿Es el mismo que publicó la gacetilla de El Liberal en 1907? Una joya. Ojalá que pronto corran la misma suerte las películas de Antonia Mercé que tiene la Filmoteca Nacional y que, hoy por hoy, solo se pueden ver si nos acercamos hasta su sede madrileña. Y, por supuesto, reivindicar una vez más a la cantaora Encarnación Santisteban Elamade La Rubia (no confundir con La Rubia de Málaga, como se hizo hace unos años en una famosa colección de discos de pizarra restaurados) cuyo peso en la historia de lo jondo se hace evidente cada día.

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