Cultura

"Una película es mostrarte a ti mismo de una manera violenta"

  • Álex de la Iglesia provoca estupor en Venecia con su 'balada triste de trompeta'

Excesiva, barroca, violenta y realizada con "una libertad creativa total", Balada triste de trompeta, la "tragedia grotesca" de Álex de la Iglesia que opta al León de Oro, llevó ayer a la Mostra su retrato de la Historia de España del siglo XX filtrado a través de la mirada de dos payasos. "Me interesa el payaso como símbolo -explicó el cineasta-. Es una figura terrorífica fuera de contexto, que tiene un link con el sacerdote y el torero. Los tres llevan trajes de luces y participan en un ritual de iniciación en el que hay un sacrificio". Y ése es el primer triángulo que marca esta película voluntariamente indigesta, "desatada", como reconoció su propio autor, y que provocó estupefacción en el auditorio.

La cinta está recorrida por una carcajada truncada y escalofriante, por un país que se ríe para maquillar el desamparo. "La expresión España negra es una redundancia", aseguró el también presidente de la Academia de Cine, que ha querido hacer con esta cinta "un exorcismo" de la memoria. "Balada triste de trompeta, por un pasado que murió, y que llora y que gime como yo", cantaba Raphael, y sobre esta estrofa se construye el inquietante nuevo filme del autor de Acción mutante. "Es el más difícil que he hecho, pero también del que más orgulloso me siento", dijo.

Rodada en nueve semanas y media con un presupuesto de 6 millones de euros, el resultado se estrenará en España en diciembre. "No sé si es mi película más adulta, porque me suena muy pretencioso. Pero participa de un sentimiento mío: el de no haber sido nunca un niño", confesó De la Iglesia.

Con la reacción de estupefacción de los espectadores, De la Iglesia ya contaba, pues reconoce que su filme está "desatado" pero era lo más honesto en este momento de su vida. "Una película es mostrarte a ti mismo de una manera violenta", dijo. Y de cara al presidente del jurado, Quentin Tarantino, reconoció en él puntos en común. "Los dos tenemos ganas de entretener sin miedo a las consecuencias".

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