ANTONIO ARIAS. MÚSICO

"El de la música no es el mejor de los mundos posibles para esperar justicia"

  • 'Multiverso II' es su último trabajo en solitario, una nueva aproximación al cosmos como materia poética Ha firmado algunas de las páginas más brillantes del rock español

Bien a través de 091, Lagartija Nick y Los Evangelistas, Antonio Arias ha firmado algunas de las páginas más brillantes de la historia del rock español en los últimos 30 años. Pero en solitario todavía le queda mucho que decir. Su último lanzamiento es Multiverso II, un proyecto que, subtitulado De la soleá de la ciencia a la física de la inmortalidad, tiene mucho más de renovación que de secuela, merced al asesoramiento del astrofísico José Antonio Caballero, las letras de David Jou (con el poeta canadiense Mark Strand como invitado) y amigos como Eric Jiménez, Florent, JJ Machuca y Víctor Lapido en el equipaje. El próximo jueves presenta este trabajo a las 22:00 con una ambiciosa puesta en escena en La Cochera Cabaret.

-¿Una segunda parte confirma que un solo disco era un margen muy estrecho para Multiverso?

-Después de hacer el primer disco tuve la oportunidad de compartir algunas experiencias musicales en lugares relacionados con la astrofísica. Me gustó especialmente la que celebramos en el Observatorio de Calar Alto, en Gérgal, en la provincia de Almería. Nos plantamos allí con nuestros equipos y los instrumentos y nos pusimos a tocar en la cúpula. El sonido era más etéreo, más sinte. Estaba reciente la influencia de Los Evangelistas, pero aquél era mi primer proyecto en solitario tras la muerte de Enrique Morente y esta circunstancia pesó más aún. Allí arriba comprendí que podía explorar de manera distinta. Y si el primer disco había tenido una producción mucho más concreta, ahora podía atreverme a hacer otras cosas. Aunque los dos discos de Multiverso han sido grabados al revés.

-Explíquese.

-Sí, al revés. Grabamos primero las voces, y sólo cuando las voces estuvieron listas pasamos a grabar guitarras y bajos, luego los sintetizadores y por último las baterías. Es una enseñanza de Enrique Morente: más que pretender adaptar la voz a la grabación de un grupo, es mejor adaptar el grupo a la grabación de una voz.

-¿A Enrique Morente le ocurre igual que a la astrofísica: cuanto más cree uno conocerlo, más se da cuenta de todo lo que le falta por aprender?

-Exactamente. Lo bueno es que con los años ya lo voy entendiendo mejor. El de Los Evangelistas fue un homenaje colectivo, pero este disco, especialmente con la Soleá de la ciencia, es mi homenaje particular. Morente nos abrió a Los Evangelistas una puerta fundamental: nos enseñó a ir por los pueblos buscando cantes antiguos, propios de la tradición oral. Ya sabes, nada que encuentres en Spotify. Y también nos enseñó lo que podíamos hacer con ellos.

-Creo que este Multiverso II es, de todos sus discos, el que permite al oyente escuchar su voz de manera más clara, más descubierta. ¿Eso también se debe por tanto a Enrique Morente?

-Así es. Nuestro principal interés y en lo que más tiempo hemos invertido ha sido aquí la voz. Morente me decía 'Antoñico, voz, voz y voz. Tu voz te dirá hasta dónde puede llegar ella y hasta dónde puedes llegar tú'. Pero la verdad es no llegué a verlo claro hasta que Los Evangelistas trabajamos con Youth [Martin Youth Glover, productor y bajista de Killing Joke], que ya nos aportó una producción muy reveladora en este sentido. Con Multiverso II he procurado despejar de una vez todas las dudas y dar a mi voz el protagonismo que pedía Enrique.

-¿Dedicar una obra como Multiverso a las estrellas revela una decepción respecto a la Tierra?

-No. Para nada. Más bien al contrario. Este proyecto arranca cuando yo era un niño que vivía en el barrio de La Chana, en Granada, y miraba hacia arriba para mirar las estrellas en un cielo limpio. Y lo que quiero, precisamente, es reivindicar los cielos limpios, que ya prácticamente no existen. También hablo sobre la importancia de mirar, de saber mirar, porque mirar entraña siempre un conocimiento, ya sea sobre la posición de los planetas o sobre los horóscopos. Fíjate que, aunque los horóscopos no sirvan para nada, sabios como Galileo y Kepler hicieron los suyos. Y yo también estoy diseñando el mío, ya ves.

-Las letras de David Jou rescatan la poética de los textos científicos. ¿Quién se llevó el gato al agua cuando convencieron al personal de que la lírica y la ciencia son entidades incompatibles?

-Cuando Stephen Hawking dice que la ciencia ha acabado con la filosofía, en realidad está diciendo que puede acabar con cualquier cosa. Otros creemos en una tercera vía, en el artista que hay dentro del astrónomo. La poesía científica encierra una ética profunda.

-Y también está Mark Strand, que se ha colado con Dejar las cosas intactas.

-Estuvo en el Festival de Poesía de Granada y luego leí ese poema en un autobús. "Todos tenemos razones para movernos / yo me muevo para dejar / las cosas intactas / esto es siempre así". Menuda verdad.

-¿La debacle de la industria discográfica ha dado la razón a quienes desde el principio buscaban un hueco en el que pudieran hacer lo que les diera la gana?

-Yo creo que lo importante es crear afición. Hace poco leí en un azucarillo: 'Sé tú mismo, porque los demás puestos están ocupados'. Lo que ocurre es que el de la música no es el mejor de los mundos posibles para esperar justicia. Existen, claro, caminos que uno puede tomar para hacer lo que quiera, sin permitir que las discográficas te agobien. Después, es muy fácil: una vez que haces lo que te gusta, si el éxito tiene que llegar, llegará. Y si no, pues nada.

-Hace poco dijo que no tenía previsto volver a grabar con Lagartija Nick. ¿Es definitivo?

-No. Nos seguimos juntando de vez en cuando, y lo pasamos bien. Pero grabar un disco nuevo sería otra cosa. Habría que volver a empezar de nuevo, y estar dispuesto a asumir un importante desgaste físico y mental. Así que no creo que, al menos durante los próximos dos años, nos volvamos a meter en el estudio.

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