Fotografía | Latitudes 2020

Una mirada entre ojos vendados

  • La Sala de la Provincia acoge hasta el 10 de marzo ‘Trópico de Cáncer’, el recorrido de Díaz Burgos por la idiosincrasia y los estereotipos que comparten Haití, República Dominicana y Cuba

Un chico pasa ante una de las obras expuestas por Díaz Burgos en la Sala de la Provincia, en el edificio de la Diputación de Huelva en la Gran Vía.

Un chico pasa ante una de las obras expuestas por Díaz Burgos en la Sala de la Provincia, en el edificio de la Diputación de Huelva en la Gran Vía. / Alberto Domínguez

De una noche cubana hace unos años, con botella de ron y colega de profesión, a Juan Manuel Díaz Burgos le quedó el dilema planteado en la conversación sobre el sentimiento que prevalece en un autor: fotógrafo o artista. Ni el virus que dio la cara días después le hizo olvidar aquella conversación regada hasta altas horas de la madrugada. Porque él se sentía entonces, y ahora también, fotógrafo. Así, a secas, y sin entender de dónde viene ese título de artista más que de la propia arrogancia. Y la idea le siguió rondando en la cabeza hasta querer probarse que esa concepción del arte en la fotografía está también a su alcance, atendiendo planteamientos generalizados. Y allá que dejó su habitual blanco y negro y su celebrada fotografía documental y humanista para reflejar el paisaje a través de personas con alma colectiva, porque la individual quedaba cegada para evitar distracciones en su propósito entre el público.

He aquí la explicación de que esta serie con la que Díaz Burgos (Cartagena, 1951) llega por primera vez a Latitudes se caracterice por esa venda amarilla que cubre los ojos de todos los protagonistas de sus cuadros. Son 40 fotografías en maravilloso color, expresión todas ellas del carácter y los estereotipos de un pueblo, dos islas, tres países, marcados por el Trópico de Cáncer que adopta como título, y que se puede disfrutar hasta el 10 de marzo en la Sala de la Provincia, en la Diputación de Huelva.

“Si les quitáis las vendas, veríais retratos”, justificaba anoche el autor al público durante el acto de inauguración. Pero esas fotografías retratan lo que se ve todos los días y casi no se repara en ello por cotidiano. Aquí, de forma tan explícita como sugerida, entre santos y abalorios, hojas de tabaco y guantes de béisbol, pistolas, muñecas y cruces, cuerpos tostados y vestidos imposibles.

Díaz Burgos invita a mirar sin ver los ojos, a redescubrir con una perspectiva diferente. Y sin reparar en el artista o en el fotógrafo. Su mensaje es el protagonista y Latitudes lo ofrece desde ayer durante un mes.

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