Pedro Miguel Martínez. actor

"El teatro tiene una función liberadora en épocas difíciles como la actual"

  • El protagonista de 'La banda de Lázaro' lleva hoy a la Casa Colón un monólogo aderezado con música que lleva la picaresca del texto clásico a los años 40 con lecturas muy actuales

El actor Pedro Miguel Martínez, muy conocido por el gran público por su participación en series de televisión, aunque con una dilatada carrera en teatro y cine, es el protagonista estelar de La banda de Lázaro, obra que trae esta noche a Huelva el Otoño Cultural Iberoamericano de la mano de La Cantera Producciones Teatrales, con orquestación de la Banda Sinfónica Municipal onubense. Es una de las peculiaridades de esta pieza teatral atípica, que ha pasado este verano por festivales clásicos tan prestigiosos como Almagro u Olite, además de Niebla, en el ciclo paralelo A escena!.

-¿Qué se va a encontrar el público de Huelva?

-Se va a encontrar un espectáculo que no ha visto, creo, hasta ahora. Nos dicen donde hemos estado que realmente tenemos un invento muy original. El hecho de que sea un actor el que cuente una historia en un monólogo, en este caso la del Lazarillo de Tormes, y lo haga con una banda de música, no es nada usual. El actor va a aparecer como un showman de los años 40, que es cuando hemos querido localizar la obra, que se dedica a ir de pueblo en pueblo contando historias, que es lo que le gusta, ilustrándolas con música y con canciones. Y para eso se junta con las bandas locales.

-La música es clave.

-El personaje cuenta la historia con música y con canciones de la época, muy conocidas. Van a escuchar Angelitos negros, A la lima y al limón o Mi casita de papel. La banda va a interpretar temas muy bonitos, como una versión, en este caso excelente porque la he oído esta mañana [por ayer], de Suspiros de España, que es el cierre del espectáculo. Y mientras tanto, la historia del Lazarillo, en versión de Antonio Serrano, muy fiel al original.

-¿Cómo surge esta mezcla de teatro con un texto clásico y música?

-Esta idea vino de Antonio Serrano, que dirigió durante 27 años las Jornadas del Siglo de Oro de Almería y le gusta hacer este tipo de trabajos. Estaba pensado para una banda de música y la idea en principio es que la iba a coproducir la banda de Torralba de Calatrava, que está cerca de Almagro, y tiene su propio patio de comedias restaurado y su propio festival de teatro cada año. Es una coproducción que vino también de la alcaldesa de Torralba, María Teresa González, una política atípica porque se gasta el dinero en cultura. Y así fue: la coprodujo el Ayuntamiento de Torralba, la banda fue la de allí y fue una experiencia muy bonita. Cuando estrenamos en agosto del año pasado fue una experiencia estupenda. Pero pensábamos que el espectáculo nos lo íbamos a comer con patatas y La Cantera Producciones, productora y creadora de este espectáculo, empezó a intentar venderlo en una gira con las bandas de cada lugar. Y además de ir a localidades que no tienen especial significado con festivales de teatro, hemos abierto el Festival de Teatro Clásico de Olite y hemos estado en Almagro en la misma plaza del pueblo, en una noche memorable, con las terrazas alrededor, pero resultó que enganchamos a la gente y fue una noche muy bonita. También estuvimos en Niebla, con una banda estupenda, sorprendente, casi de niños, donde la persona mayor tenía 30 años.

-Y al final tienen un espectáculo basado en una historia del siglo XV, ambientada en los años 40 del XX y con paralelismos con la época actual.

-Quisimos hacer un doble puente entre la historia de Lazarillo, que es de miseria, de picaresca, -en realidad una historia dura porque el hombre lo pasó muy mal aunque el espectáculo tenga humor- pero eso se cuenta en los años 40, recién terminada la Guerra Civil, que en este país se estaba pasando igualmente muy mal, también una época de picaresca. Y nos vamos a la época actual, en la que el Lazarillo aparece como ese hombre y esa mujer que tienen que irse, que tienen que viajar, cambiar de oficio y de amo, igual que Lázaro de Tormes, para encontrar un trabajo y una vida mejor. Hacemos un homenaje, en realidad, cuando al final se toca Suspiros de España, a los que se fueron, a los que se van y a los que se irán.

-La situación actual da para mucho en la obra.

-Fíjate lo que estamos viviendo y se escucha en la televisión. Una cosa es lo que dicen los políticos y otra lo que pasa en la calle. Creo que Lazarillo es pueblo, y el hombre se ve obligado, porque nace ya pobre, a una vida de buscar amos, que es buscar oficio, empleo, y que le obliga a ir de un sitio a otro. También sus amos le explotan, le tratan mal. Y quien quiera leer, va a ver la semejanza que pueda haber en cómo se está tratando ahora mismo a los trabajadores (a los que pueden trabajar), cómo es la calidad del empleo, en este mundo de Lazarillo, al que le tocaban unos amos muy mezquinos y miserables. Y todo acaba siendo una especie de parábola de otras cosas y permite otras lecturas.

-¿Y quién sería el ciego?

-El ciego sería cualquier empresario de estos, maltratador; yo digo mezquino y egoísta, como no he visto a nadie en mi vida. Son dos palabras que definen muy bien a mucho del empresariado de hoy en día. No es tan directa la referencia pero se ve que estamos hablando de cosas que hoy suenan.

-Se pueden sacar muchas lecturas.

-Pero lo digo, como los tiempos son duros, vamos a divertirnos, vamos a pasarlo bien. Estamos aquí para eso, para compartir unas gotas de humor y de felicidad y por eso al final el mensaje pretende ser optimista. Creo que en las épocas difíciles como la actual, el teatro tiene una función liberadora, aparte de crear conciencia y reflexión. Reírse es muy saludable. Y luego está también el poder de la música, que es un bálsamo. No hay hombre malo al que le guste la música, decía Cervantes, aunque ahora también podríamos decir que es discutible [risas]. Y en ese sentido, la función está llena también de música, y a la gente le va a gustar oír canciones que le suenan, aún con las letras adaptadas un poco a la situación. Está resultando tan bonita la experiencia porque la gente sale siempre tan contenta de la función...

-Espera eso aquí también, claro.

-Ya en Niebla fue estupendo. La gente fue encantadora. Y espero que aquí igual, además, con la actitud de la gente de la banda, que es encantadora, les ha encantado el ensayo y que trabajemos juntos. A la gente creo que le va a parecer muy bien. En Almagro tuve la sensación de hacer eso que siempre llamamos teatro popular, teatro en una plaza, delante de la gente, con una banda de música, porque si hay algo que realmente sea popular es una banda de música y dirigirte a los espectadores que están delante como niños, esperando a que le cuentes este cuento y que siguen con mucha atención. Creo que aquí en Huelva va a ser así.

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