Cultura

"Para escribir novela negra hay que tener la mente retorcida"

  • Petros Márkaris defiende en la UIMP que si el autor no tiene una implicación personal con su historia "no hay modo de contar" ésta

Para escribir novela negra hay que tener "la mente retorcida", según Petros Márkaris, el padre del comisario Jaritos, quien cree que si no existe una relación personal con la trama y los personajes no se puede escribir una historia que realmente funcione y confiesa que, a veces, no sabe quién es el asesino en sus propias obras hasta que están muy avanzadas. "A veces lo sé antes que Jaritos y otras no. Entonces espero pacientemente y sé que en algún momento lo descubriré", dijo.

Todas las mañanas, antes de sentarse ante el ordenador, el autor de la Trilogía de la crisis prepara café y lo comparte con su criatura literaria, Kostas Jaritos, mientras conversa con él sobre el crimen que en ese momento tienen entre manos. "Le pregunto por qué va a investigar eso o lo otro o por qué se va a encontrar con determinada persona. Y él me responde. No es un cuento, es la verdad", afirma.

Se lo ha confesado a sus alumnos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), en Santander, donde se ha propuesto el reto de enseñar cómo se escribe una novela negra en sólo cinco días.

Petros Márkaris, que escribe de diez a dos y de cuatro a ocho del día, "en horario de tienda", tiene claro además que para escribir novela negra hay que tener "una mente retorcida". Y lo argumentó: "No hay una persona normal y razonable que se levante por la mañana, se siente delante del ordenador y la primera pregunta que se formule es: ¿A quién voy a matar hoy?".

El escritor griego, que en las dos últimas entregas del comisario Jaritos ha relatado el lado más oscuro de la crisis griega, dejó claro que lo importante no es la historia, sino cómo relatarla y que, si no existe una relación personal con esa historia, "no hay modo de contarla", a no ser que uno se conforme con escribir un informe, y no una novela. "Nunca elijáis una trama que puede tener interés para mucha gente, pero a vosotros no os interesa en especial", insistió, después de recordar que en El accionista mayoritario escribió sobre los bancos por su "cólera hacia las tarjetas de crédito" que cada semana, durante años, le enviaban a casa sin pedirlas, antes de que estallara la crisis en su país. El autor de Liquidación final se ha confesado además incapaz de escribir en tercera persona. En sus novelas es Jaritos el que relata la historia, mientras está ocurriendo y en un lenguaje oral, no literario.

Nacido en Estambul, Petros Márkaris empezó escribiendo obras de teatro y guiones para televisión y cine, además de traducir al griego a autores alemanes, en especial a Bertolt Bretch, que le enseñó "a ver las cosas", a convertirse en un observador, que es, según expresó, su punto fuerte.

También subrayó que un escritor "siempre tiene que empezar de cero", aunque conozca "perfectamente" a sus personajes, como él al comisario Jaritos. "Siempre vamos a empezar con las mismas dudas y la misma incertidumbre", sentenció. Es otro de los consejos que transmitió a sus alumnos en un curso magistral, que ha aceptado ofrecer porque no se le ha pedido que enseñe escritura creativa, como en esos seminarios a los que frecuentemente se le invita y a los que nunca acude, porque no cree en ellos.

En la primera jornada ha empezado por aclarar que lo primero que tiene que saber un escritor, de novela negra o de lo que sea, es que debe vivir en soledad y aprender a amarla, y que la única manera "profesional" de trabajar es fijarse un horario y cumplirlo, aunque no se tenga una sola idea en la cabeza que trasladar al papel.

Sostiene igualmente que, aunque el "ciudadano de a pie idealice mucho a los escritores, el arte y la literatura", escribir es "una tortura" que empieza en el momento en el que el "fruto de la imaginación" pasa a ser escritura, cuando se da "existencia" literaria a los personajes y la trama que se tienen en la cabeza y se descubre que "una parte es una porquería". Entonces hay que echar mano de la disciplina para superar la decepción, según Márkaris, quien piensa que la novela negra es "la más religiosa", porque siempre se castiga al culpable y todo se basa en confesiones. Aunque también, dice, obliga a incumplir los mandamientos: "Si los respetamos, no hay novela negra".

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