20 aniversario de Pata Teatro

Una escena para todo el mundo

  • La compañía malagueña Pata Teatro culmina el año de celebración de su vigésimo aniversario con el ciclo navideño de funciones de su obra ‘Debajo del tejado’ en el Teatro Echegaray

Pérez Bravo, Cuadros y Rodríguez, en la escenografía de 'Debajo del tejado'.

Pérez Bravo, Cuadros y Rodríguez, en la escenografía de 'Debajo del tejado'. / Javier Albiñana (Málaga)

Afirmaba León Tolstoi que no hay guerreros más poderosos que la paciencia y el tiempo; el problema, claro, es que a poco que uno caiga en la cuenta los años han pasado volando. Casi resulta abrumador considerar que la compañía malagueña Pata Teatro se dispone a cerrar el año de celebración de su vigésimo aniversario, pero lo que escapa a cualquier atisbo de relatividad es la evidencia de que la agrupación capitaneada por Josemi Rodríguez y Macarena Pérez Bravo se ha convertido en una de las más demandadas en toda España, especialmente en lo que a la escena familiar se refiere, con una agenda adscrita a todas las latitudes de la Península y una mayor e inevitable presencia en la carretera; más allá, sin embargo, del éxito, e incluso de reconocimientos como el premio al mejor espectáculo de Feten (el mayor escaparate nacional de teatro infantil) por El árbol de mi vida en 2015, queda la labor en pro de la acogida a nuevos públicos que la agrupación desarrolla en Málaga, principalmente a través del ciclo de Clásicos en Verano con representaciones al aire libre (la más consciente conexión de Pata Teatro con la escena para el público adulto desde hace ya algunos años), así como del ciclo navideño que, esta vez con carácter más familiar, protagoniza la compañía cada año en el Teatro Echegaray. De esta manera, Pata Teatro despedirá el programa de actividades para la conmemoración de sus veinte años de oficio con las siete funciones que, del 27 de diciembre al 4 de enero, se ofrecerán en el Echegaray de su última producción, Debajo del tejado, la obra estrenada el pasado abril en el Teatro Cánovas y que, tras su reactivación navideña, se prepara para salir de gira por toda España ya el año que viene.

Todo esto sucede mientras Rodríguez y Pérez Bravo (así como Carlos Cuadros, actor habitual en los montajes de la compañía) mantienen actualmente otros espectáculos: este mismo fin de semana se representa El árbol de mi vida, estrenada en 2014 y con más de doscientas funciones a sus espaldas, en la Sala Tarambana de Madrid, mientras otras obras como Frankenstein, no soy un monstruo y Donde hay agravios no hay celos, la comedia en verso de Rojas Zorrilla estrenada en 2017 dentro de los Clásicos en Verano (el estreno del pasado verano correspondió nada menos que a Romeo y Julieta de Shakespeare, puesta de largo, como la anterior, en el antiguo patio del Colegio de Prácticas Número 1, en pleno centro histórico de Málaga), mantienen algunas fechas señaladas para los próximos meses. En cuanto a Debajo del tejado, el proyecto que devuelve ahora a Pata Teatro al público malagueño, con la dirección de Josemi Rodríguez y la interpretación de Macarena Pérez Bravo y Carlos Cuadros, se trata de una innovadora propuesta en la que los protagonistas son los vecinos de un edificios de viviendas, observados en su día a día, con toda la magia que emana de las situaciones cotidianas. El montaje cosechó ya un notable éxito en su estreno y, tal y como suele suceder en los programas navideños del Teatro Echegaray, aspira a contar las funciones programadas por llenos.

La compañía mantiene en gira ‘Frankenstein, no soy un monstruo’ y ‘El árbol de mi vida’

La intención a la hora de poner en marcha un proyecto como Debajo del tejado es, en palabras de Macarena Pérez Bravo, “en gran medida poética. Queremos incidir en la idea de que vivimos conectados, de que por mucho que nos hagamos la ilusión de que vamos siempre a nuestro aire siempre dependemos del de al lado. Por eso, cada una de las historias que se generan en este edificio crean una energía que ilumina la ciudad entera. En esta comunidad de vecinos cada uno aporta su granito de arena para la convivencia”. Carlos Cuadros destaca que la propuesta “nos ha permitido jugar mucho a nivel teatral, tantear muchas cosas y comprobar de qué éramos capaces. El resultado nos costó un año de trabajo, pero la verdad es que lo hemos disfrutado mucho. Nuestro principal empeño era lograr la mecánica más adecuada en cada caso para contar lo que queríamos de la manera más limpia y efectiva, y la verdad es que lo hemos conseguido”. Subraya Pérez Bravo la implicación del juego: “En gran medida, lo que hacemos es jugar al juego infantil de las casitas. Llevamos ese espíritu libre a la escena y a partir de aquí es este juego el que nos va conduciendo a las distintas historias. Los más pequeños reconocerán el juego enseguida, y esperamos que los mayores también lo hagan. La obra está hecha desde luego para todo el mundo”. En cuanto a las historias recreadas, buena parte de ellas “proceden de situaciones reales sobre las que hemos investigado a fondo, y creo que esto contribuye a realzar un tono muy verosímil. Si en la obra vemos a una pareja que discute y luego se reconcilia cuando una vecina empieza a tocar el piano, eso está sacado de la vida real pero encaja muy bien en nuestro juego”.

Josemi Rodríguez y Macarena Pérez Bravo Josemi Rodríguez y Macarena Pérez Bravo

Josemi Rodríguez y Macarena Pérez Bravo / Javier Albiñana (Málaga)

Más allá de Debajo del tejado, si algo corresponde celebrar es la veteranía de una compañía como Pata Teatro, que ha facturado todas y cada una de sus producciones en Málaga hasta convertirse en un agente cultural de primer orden en la ciudad. Su festival de Clásicos en Verano se ha convertido en una de las actividades culturales más reclamadas en julio y agosto y ha logrado lo que parecía imposible: la fidelidad de un público creciente y la llegada cada año de nuevos espectadores, atraídos por un fenómeno saldado con colas y el deseado cartel de no hay entradas, con menús protagonizados por Fernando de Rojas, Lope de Vega, Agustín Moreto, Shakespeare y otros talentos del verso y servido en lugares emblemáticos al aire libre y de carácter patrimonial como los patios de la Iglesia de San Julián, el Instituto Vicente Espinel y el citado Colegio Prácticas Número 1. En una entrevista anterior, Macarena Pérez Bravo explicaba que “lo bueno de dedicarte al teatro en Málaga es que tú decides lo que quieres hacer. Puedes ser tu propio jefe, tomar tus decisiones y hacerlo todo a tu manera. Nosotros optamos en su momento por poner todos los huevos en la misma cesta: atender únicamente al trabajo de la compañía y canalizar todos los esfuerzos en nuestros espectáculos, sin esperar que nos llamara nadie para ofrecernos algo. Y, con mucho trabajo y mucha paciencia, nuestra apuesta ha empezado a dar sus frutos. Aquí tenemos muy buenos profesionales a nivel interpretativo y cuando decides poner en marcha un proyecto puedes surtirte de mucha gente. Lo malo es que vivimos en una punta de España y esto te obliga a hacer muchos quilómetros cuando hay que salir de gira”. Y si lo cierto es que Pata Teatro obtuvo antes mayor reconocimiento fuera de Málaga que dentro, la actriz, autora y productora lo considera un fenómeno bien extendido: “A Málaga le cuesta reconocer el talento que genera, pero lo mismo que a otras ciudades. Las dificultades para reconocer como algo bueno lo que nosotros mismos generamos es bastante habitual en toda España, y así nos lo confirman muchas compañías que conocemos de otros sitios. En este país nadie es profeta en su tierra: se tiende a menospreciar lo más cercano”.

Tan lejos, tan cerca: la escena de los Pata es una casa donde caben todos, grandes y pequeños. Y donde el teatro se da como un abrazo.

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