ciclo letras de iberoamérica

La elegancia de la palabra hablada

  • La uruguaya Carmen Posadas habla de libros, idioma e historia en su encuentro con la periodista Lucía Vallellano y destaca el "hecho histórico más relevante de todos los tiempos"

Probablemente entrar a destacar la elegancia de Carmen Posadas, en su porte, sus movimientos o en su trato exquisito en las distancias cortas, sea un recurso suficientemente utilizado y un atrevimiento probablemente superficial, que deje sus otras (muchas) cualidades a un lado. Pero Posadas es elegante en la palabra, no tan común. Con sencillez, con fluidez y cercanía, tanto para expresarse, muchas veces tirando de frases coloquiales, como para captar la atención de la audiencia con una capacidad que sólo está reservada a unos pocos. Quizá por eso nadie se atrevió ayer a hacerle preguntas tras conversar en Huelva con la periodista Lucía Vallellano. Como si el público prefiriese mantener el embelesamiento por sus palabras, por esas intrahistorias, las petites histoires a las que hizo referencia, que alimentan las mejores biografías escritas.

Quedó un regusto dulce de la charla, nueva entrega de ese ciclo, Letras de Iberoamérica, organizado por la Diputación de Huelva en el marco cultural de la celebración este año del 525 Aniversario del Encuentro entre Dos Mundos. Carmen Posadas (Montevideo, Uruguay, 1953) se encontró cómoda en el Salón de Plenos de la institución. Tanto como para superar complejos y definir la gesta colombina de 1492 como "el hecho histórico más relevante de todos los tiempos". O también "el mayor encuentro de la historia de la Humanidad", muy por encima del eufemismo malinterpretado, por tratarse del encuentro real "de muchos mundos", no sólo dos, como hizo referencia Lucía Vallellano de fuentes históricas.

Esa elegancia desplegada por la escritora uruguaya se vio en su argumentación de cada tema propuesto por la periodista onubense. ¿Por qué ese encuentro de varios mundos? "Los sudamericanos tenemos una gran virtud: somos mestizos, en el mejor sentido de la palabra, tomando lo mejor de cada raza. Por eso -bromeó, no sin razón- somos más guapos, porque cada aportación nos mejora a todos".

El interés despertado por su narración fue mucho por sus propias vivencias, referencias personales a la infancia, que reflejaba que "en Sudamérica vivimos en un mundo mestizo". "Nuestro jardinero era polaco y contaba historias increíbles, seguramente inventadas, como que era un duque que tuvo que huir de su país por la guerra; la cocinera brasileña nos enseñó a preparar platos muy poco conocidos con los que aún triunfo entre amigos; y también una niñera gallega nos contaba historias terroríficas con las que todavía tengo pesadillas y a la que le debo mi mundo de fantasía", explicó, con una conclusión clara: "Soy producto de un mestizaje cultural".

Carmen Posadas recorrió en su infancia medio mundo, en varios países, siguiendo la carrera diplomática de su padre. Está afincada en España desde 1965, 52 de sus 64 años. Pero se siente muy orgullosa de su origen, de Uruguay, "un pequeño país de sólo tres millones y medio de habitantes, un barrio casi", y se percibe aún en su acento. Aunque, reconoció, no siempre fue así: "Yo quise borrar mi acento uruguayo al llegar a España", dijo, por no ser objeto de burlas.

"Lo primero que hace una persona cuando llega de fuera es querer asimilar la cultura local. Pero pasado un tiempo, yo quise recuperar mis raíces. No me gusta que la gente renuncie a sus orígenes".

Esta anécdota personal, de hecho, la reconoce en la tendencia actual en Estados Unidos, un país con 50 millones de hispanohablantes entre los que vive actualmente un sentimiento de orgullo por el origen a través de la lengua: "La gente está volviendo al español, a cantar en español, a expresarse artísticamente, y también a soñar en español", recuperando el título de un artículo en prensa que fue galardonado recientemente con el Premio Iberoamericano de Periodismo, coincidente con la retirada de la web en castellano de la Casa Blanca con la llegada de Donald Trump a la presidencia estadounidense, recordó Lucía Vallellano.

Posadas citó una frase atribuida a Carlos I, inspiradora de aquella columna en un semanario: "Hablo francés con los trabajadores, italiano con las mujeres, alemán con los soldados, inglés con los caballos, hablo español con Dios y también sueño en español".

Vallellano trazó un sencillo pero interesante recorrido alrededor de la autora uruguaya para profundizar en su obra, en el que formuló un título, Amor, literatura y otros demonios, intimamente ligados, dijo, a los libros de Carmen Posadas repletos de historias pequeñas, que, dijo, según rescató de la hemeroteca, "son las que activan la mente de la que surge el universo literario".

De ahí vienen las historias de la hija negra de Cayetana, la duquesa de Alba retratada por Goya , o de la única persona que salió viva en la ejecución masiva de los Romanov en su palacio, un adolescente deshollinador. Ambas dan forma a sus últimas novelas, El testigo invisible (2013) y La hija de Cayetana (2016), que puso encima de la mesa la interlocutora periodista para profundizar en la nobleza y en la burguesía, en las revoluciones francesa y bolchevique, en la España del XVIII y la sombra de la esclavitud en su relación con América, en el fin del mundo moderno y el inicio del contemporáneo, en el papel de la mujer en estos últimos tiempos. También en las redes sociales y en sus frecuentes y recientes visitas a Huelva para hablar de literatura. Como señaló la diputada de Cultura, Lourdes Garrido, "por encuentros como éste merecen la pena todos los esfuerzos institucionales que se hagan para celebrar este 525 Aniversario".

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