Cultura

Las cuestiones que interesaban a Seymour Hoffman

La trágica desaparición, el pasado febrero, del actor Philip Seymour Hoffman ha convertido en una pequeña joya para sus admiradores la única película que dirigió, Una cita para el verano, el testamento más tierno del genial artista que, una vez más, ofrece en ella una interpretación memorable.

"Es un cuento neoyorquino donde los protagonistas son todos adolescentes a la edad de ser casi abuelos", explica la actriz Daphne Rubin-Vega en una conversación telefónica con Efe desde Nueva York, con motivo del estreno, esta semana, de la cinta en España.

Seymour Hoffman dirigió durante diez años la compañía de teatro LAByrinth, donde conoció a John Ortiz y a Rubin-Vega, y juntos pusieron en escena la obra teatral de Bob Glaudini Jack Goes Boating, que estuvo en cartel dos años con un importante éxito en el off-Broadway.

Fue idea de Ortiz que su amigo dirigiera la versión cinematográfica de la obra de teatro: "La idea salió sola, como si le hubiera pedido que jugáramos al fútbol o a baloncesto; él no tenía experiencia pero yo sabía que quería hacer una película y ésta era su oportunidad", explica el actor a Efe desde Los Ángeles.

Una cita para el verano cuenta unos meses críticos en la vida cotidiana de cuatro neoyorquinos: dos amigos que comparten trabajo como conductores de limusina, Jack (Seymour Hoffman) y Clyde (Ortiz); la esposa de éste, Lucy (Rubin-Vega), y Connie (Amy Ryan), la nueva teleoperadora que trabaja con Lucy en una funeraria, a la que quieren emparejar con Jack.

Un cuento donde se diseccionan de un modo sencillo, pero profundo, las relaciones de pareja, la confianza, los celos, el amor, la inseguridad, el afán de superación y una desmedida puesta en valor de la amistad, asuntos, afirman ambos actores, que le importaban "más que nada" a Philip Seymour Hoffman.

"Estábamos juntos desde los 90 y la idea de poder hacer en cine una producción nuestra, teatral, nos tenía verdaderamente excitados", comenta la actriz panameña, "era la ilusión de Phil, él amaba bucear en la esencia del ser humano y, como hace Jack, su personaje, visualizaba cada uno de los pasos a dar. Era un perfeccionista".

Y asegura que, a pesar de sus repetidos éxitos en las mejores producciones de Hollywood, la última, inconclusa, como Plutarch Heavensbee en Los juegos del hambre, Seymour Hoffman "no estaba interesado en superhéroes", sino en "los héroes de la calle. No hay mayor heroicidad que aprender a nadar a los cuarenta", cosa que hace su personaje en la película.

"Cuando estaba trabajando se concentraba mucho, era muy exigente consigo mismo. Trabajó muy duro. Le relajaba dirigir y mostraba su lado más alegre. Amaba el arte de actuar, pero muchas veces pasaban años hasta que podía ver el trabajo que había hecho; dirigir era inmediato y eso le encantaba", añade Ortiz.

Cuenta el estadounidense de origen puertorriqueño que Hoffman repitió "más de cincuenta veces" una escena en la que cocina una receta. "Yo le decía que estaba bien, pero su nivel de exigencia era tan alto que era difícil que quedara satisfecho", rememora.

Para Rubin-Vega, conocida por interpretar a Mimi Márquez en el musical Rent, fue una ventaja "poder desarrollar el personaje de la obra de teatro; es como si les hubiéramos dado más vida". Lucy, explica, evoluciona en la película hasta convertirse en la "dura" del grupo. Su personaje "quiere realizar su sueño, pero está descentrada en lo importante. Todos ellos se comportan como adolescentes a la edad de ser casi abuelos".

Entre los papeles que Philip Seymour Hoffman interpretó y aún no se han visto, destaca el de El hombre más buscado, una adaptación de la novela de espías de John Le Carré -que le escribió recientemente un emocionado obituario- que se estrena el próximo 12 de septiembre.

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