Fila siete

El coste de la ambición

Multicines El Condado Cinemas 7.- T.O.: 'Margin Call'.- Producción: Estados Unidos, 2011.- Duración: 109 minutos.- Dirección y guión: J.C. Chandor.- Fotografía: Frank G. Demarco.- Música: Nathan Larson.- Montaje: Pete Beaudreau.- Intérpretes: Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Zachary Quinto, Penn Badgley, Demi Moore, Mary McDonnell, Stanley Tucci, Simon Baker

Diversas son las razones esgrimidas, y casi todas ellas con buena parte de razonamientos lógicos, para definir las causas de esta crisis que sufrimos y padecemos, todavía ignoramos hasta cuando. Pero una de las más fundada es que se debió a que los bancos estadounidenses retitularizaron deudas de sus hipotecas basura y las vendieron por el mundo como si fueran activos seguros y en los países europeos, muchos de los cuales eran pobres, habían entrado en la moneda única vendiendo sus posesiones ancestrales y otras anomalías impresentables en las que cayeron unos y otros.

Margin call, la película que hoy nos ocupa, estrenada con retraso en una sola sala de nuestra provincia y no en la capital, adonde no suelen llegar los mejores títulos, nos traslada al resbaladizo ámbito de las altas finanzas para contarnos, en forma de thriller, cómo se comprometen los líderes de un banco de inversión durante las fatídicas horas anteriores a las turbulencias económicas que provocaron la funesta crisis de 2008. Cuando Peter Sullivan, un joven analista, descubre los informes que podían provocar la caída de la empresa, motiva una serie de decisiones morales y financieras que desencadenan una tragedia entre los involucrados en este inevitable crack. La aciaga suerte de Lehman Brothers, para entendernos mejor.

Una vez más estamos, de una u otra forma, en el espíritu, no sé si lo recordarán mis lectores, de aquella áspera crítica que David Mamet, guionista, basada en su obra teatral, perpetraba en la película Glengarry Glen Ross (1992), de James Foley -aquí titulada El precio de la ambición-, cuestionando las bases del sueño americano favorecedor primero del coloso corporativo que del mero individuo. Es una nueva denuncia a la codicia, el cinismo y el egoísmo obsceno de una clase financiera sin escrúpulos. Aquellos que viven como monarcas de un poder omnímodo con sus sueldos blindados y a los que les importa un bledo la suerte que correrán quienes van a pagar sus excesos. Son los implacables y despiadados tiburones que todos conocemos.

Hay una metáfora evidente en la secuencia donde dos altos ejecutivos comentan el incierto futuro sin advertir que a su lado está una empleada de la limpieza. Las figuras representativas de esta cruel historia, que se expresan con un lenguaje lleno de términos en clave financiera, llega un momento en que cínicamente dicen no saber muy bien cómo han podido llegar a extremos tan demoledores. La verdad es que la visión del guionista y director debutante J.C. Chandor es ácida y feroz, pero no nos parece lo bastante contundente para condenar actitudes impresentables como la propia película nos presenta. Un notable acierto es haber contado con intérpretes de gran talla, entre los que destacan Kevin Spacey, Paul Bettany, Zachary Quinto, toda una revelación, y Jeremy Irons.

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