Cultura

El cine como escenario de las grandes divas

  • Lady Gaga es protagonista de 'A star is born', una nueva película que esta semana llegará a la gran pantalla

Lady Gaga, en Venecia.

Lady Gaga, en Venecia. / ettore ferrari /efe

El asalto musicocinematográfico que Lady Gaga realizará el próximo viernes como protagonista de la enésima recreación de A star is born -Ha nacido una estrella- es el último de una larga lista de flirteos del cine con las grandes divas de la canción con desiguales resultados, tanto para la vista como para el oído.

Del remake de este clásico, con cuatro remakes distintos desde que en 1937 Janet Gaynor pusiera voz a la estrella en ciernes de la historia, cabe destacar precisamente la que en 1976 realizó Barbra Streisand junto a Kris Kristofferson, con una banda sonora original de la que los críticos solo salvan su romántico tema central, Evergreen.

Con una sólida carrera tanto en los escenarios como en los platós, la neoyorquina es de las que más se ha prodigado en ambos mundos, con aciertos como Yentl (1983), que dirigió, protagonizó y cantó, obteniendo de rondón un Oscar de la Academia de Hollywood por su banda sonora merced a Papa can you hear me? o No matter what happens.

Madonna no le va a la zaga en número de incursiones desde que en 1985, un año después del torbellino del disco Like a virgin, intentara remover además las salas de cine con su papel en Buscando a Susan desesperadamente, para la que cantó Into the groove.

Su problema es que la trascendencia musical de esas películas superó siempre con facilidad el de su faceta actoral, como cuando en 1987 regresó con ¿Quién es esa chica?, interpretando el papel principal tanto en su metraje como en sus canciones, incluida Who's that girl, la de Quién es esa niña, señorita tan fina.

Siguió intentándolo y en 1990 lanzó el álbum I'm breathless, inspirándose en el sonido de los años 40 en los que se desarrollaba su película Dick Tracy, trabajos ambos fácilmente olvidables si no fuese porque de allí surgieron Sooner or later (Oscar a la mejor canción) y Vogue, uno de sus himnos.

Tozuda, en 1996 volvió a aunar cine y música, esta vez en formato musical con uno de los mayores retos de su carrera: asumir el papel de Evita Perón y una compleja partitura de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. La ambición rubia no salió airosa de las críticas por apropiación cultural de un icono latino, pero sí como cantante con su interpretación de Don't cry for me Argentina.

Entre medias, otra reina del pop probó suerte con The bodyguard (1992), Whitney Houston, que experimentó un gran éxito de taquilla, rescribió con su impresionante registro vocal el I will always love you de Dolly Parton, convirtiéndolo en la balada por antonomasia, e hizo de aquella la banda sonora original más vendida de todos los tiempos, con más hitos como I have nothing o Run to you, aunque no le iría igual de bien en incursiones posteriores hasta que se llevó su único Oscar con el tema When you believe, a dúo con su supuesta gran rival, Mariah Carey, que tardó algún tiempo en dejarse tentar como actriz.

La aportación masculina a este ámbito llega de la mano de Adam Levine, carismático líder de la banda de pop-rock Maroon 5 y actor primerizo en Begin again (2013), en la que ejerció de divo en toda regla, con cortes como la estupenda Lost stars, metáfora de todas esas estrellas que en algún momento se perdieron.

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