Cultura

El caníbal devorado

  • Málaga acoge hasta el 2 de marzo la exposición de Ray Smith 'Unguernica', una deconstrucción en diez obras de la creación de Picasso

Si Picasso es un pozo sin fondo del que continuamente se pueden extraer símbolos, interpretaciones, exégesis, discursos, alegorías y otras fórmulas inacabables (tal vez el mayor logro del malagueño fue expresar a través del arte lo que Borges imaginó en La biblioteca de Babel), pocas obras de cuantas produjo permiten una arqueología tan profunda como el Guernica (1937), seguramente la síntesis más lograda de toda la historia del arte, la que dio el carpetazo definitivo a la pintura y a la vez volvió a alumbrarla, desmitificada, sin hálitos divinos en su entorno, más humana, más terrena, más grotesca, más real en suma. Y más que una obra de arte, el Guernica es una experiencia, única e intransferible, en todo aquél que se detiene a observarlo; pero si el que se detiene es un artista, cómo evitar la tentación de ahondar en el pozo con las manos en la masa. Cada uno responde como quiere, o como puede, pero el artista norteamericano Ray Smith decidió no evitar la tentación, sino dejarse caer en sus brazos. El resultado es Unguernica, un proyecto que nació en 2003 a través de una serie primeriza pero que se consolidó finalmente en 2009 con más de veinte piezas. Diez de ellas se exponen en la Fundación Picasso Casa Natal, donde podrán verse hasta el próximo 2 de marzo.

Unguernica es, como su propio nombre da a entender, el resultado de un proceso de desmontaje, o más concretamente de deconstrucción, del Guernica. El descomunal lienzo sirve aquí de madre, de la que van gestándose las piezas de Smith, hechas en papel; y de esta forma, el artista logra materializar en su proyecto la misma lógica de la inspiración (y pocas obras de arte pueden llegar a ser tan inspiradoras como el Guernica). En la exposición de la Casa Natal el visitante puede encontrar los mismos elementos que acuden al tótem picassiano: el desastre, la guerra, la violencia, el miedo expresado en una carnalidad tremebunda, la destrucción como signo del tiempo; pero estos elementos se dan de manera totalmente nueva de la mano de Ray Smith y, lo que es más significativo, de un modo plenamente contemporáneo.

Smith no copia a Picasso: lo devora, lo canibaliza. Como explicó el director de la Fundación Picasso Casa Natal, José María Luna, "los grandes artistas de la historia han sido caníbales que han devorado a otros. Así lo fueron Velázquez, Goya y Picasso, que pasa a ser aquí un caníbal devorado. Pero quien en virtud del arte roba a muchos no es un ladrón, sino un creador". Uno de los comisarios de la muestra, Iván de la Torre, evoca en su texto para el catálogo esta reflexión de Picasso: "¿Qué quiere decir, para un pintor, hacer Zutanos o imitar a otros? ¿Qué mal hay en ello? Al contrario, eso es lo que hay de bien. Continuamente hay que intentar hacer de alguien otro. Pero no se puede. Se querría hacerlo. Se intenta. Pero todo se desbarata... Y en ese momento en que todo se desbarata se es uno mismo". De la Torre añadió que el fenómeno de la apropiación, si es tan antiguo como el mismo arte y sirvió en bandeja la existencia de una etapa tan irrepetible como el Renacimiento, "es también propiamente moderno, y ayuda a comprender los procesos por los que una nueva obra puede ser creada hoy" (cabría preguntarse, de paso, si es posible crear una obra nueva en la actualidad). Cuando un artista decide trabajar a partir de una obra ajena, "lo que resulta no nos habla del artista original, sino del recreador". Ray Smith comparte además algunos rasgos biográficos con su inspirador: es un artista texano de familia mexicana, "sabe bien de fronteras, de vidas desplazadas, como Picasso; y, como él, asume a través de su arte un compromiso social y político muy elocuente".

Para Unguernica, Ray Smith siguió un proceso al de los cadáveres exquisitos que practicaban los surrealistas (un mecanismo al que ha dedicado otras exposiciones), aunque, evidentemente, el artista asume en solitario lo que en los años 20 del pasado siglo constituía una práctica colectiva. Iván de la Torre explicó ayer el método: "Smith divide las obras medianas en tres partes y las mayores en cuatro, y al emplear el papel las dobla en los mismos pliegues. Después, asigna a cada pliegue una sección distinta del Guernica y va probando distintos órdenes". Los resultados son sorprendentes y, como ocurriera con los cadáveres exquisitos, dan pistas curiosas sobre los procedimientos inconscientes de la asociación de imágenes.

La exposición con la que la Casa Natal culmina el programa artístico del Octubre Picassiano se completa con dos aguafuertes de la carpeta de Picasso Sueño y mentira de Franco (1937), donadas en su día a la institución por Marina Picasso, en un acertado cruce de referencias que permite observar las obras de Smith, especialmente las de mayores dimensiones, con más apoyos. Sin embargo, como apuntó el también comisario Juan Ramón Rodríguez- Mateo, "lo que cuenta aquí es la emoción, la patada en el estómago". Sírvanse.

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