Cultura

Un cadáver exquisito

  • Eugenio Merino muestra en la Alianza Francesa su escultura de Picasso muerto como crítica a la gentrificación de la ciudad

Eugenio Merino, con su escultura de cuerpo presente, en la Alianza Francesa de Málaga.

Eugenio Merino, con su escultura de cuerpo presente, en la Alianza Francesa de Málaga. / m.g.

Con permiso de postverdad, el término de moda es gentrificación, anglicismo de escasa fortuna que define la elitización residencial de determinadas zonas urbanas a cuenta del turismo de masas. Málaga se ha convertido en un ejemplo de libro al respecto, o eso sostiene Eugenio Merino, el artista madrileño que metió a Franco en una nevera a mayor gloria de ARCO y que muestra en la Alianza Francesa hasta el 28 de julio Aquí murió Picasso, exposición que reúne una escultura de corte hiperralista que representa el cadáver del pintor malagueño y una placa funeraria de mármol que confirma la identidad del fallecido. En su presentación ante los medios, Merino definió su propuesta como "un chiste": "Desde su Casa Natal, los lugares que frecuentó en su infancia y el museo que lleva su nombre, Málaga ofrece un viaje biográfico por la vida de Picasso. Me parecía oportuno que su muerte también tuviera lugar en la misma ciudad, pero la posibilidad de hacerlo en un espacio francés como éste ya sí que me parecía chistoso". Eso sí, el chiste tiene su miga: su objetivo es alertar de los estragos que un determinado turismo, y un turismo cultural, puede causar en las ciudades, además de criticar la mercantilización del nombre de Picasso: "El último paso de esta ciudad marca es la homogeneización. No habrá ninguna diferencia al final entre Málaga y Barcelona, y cómo va a acabar Málaga ya lo sabemos, sólo hay que mirar Barcelona y ya está, no estamos ante nada nuevo. Málaga debe ser consciente de que eso es así y de que no hay otra salida, no se puede ser ingenuo", advirtió Merino, quien, como vecino del barrio madrileño de Malasaña, ha sufrido en carne propia los efectos de la gentrificación.

Afirmó el artista que su propuesta no supone ninguna "falta de respeto" hacia Picasso, sino una llamada de atención sobre una política cultural basada en la contabilización de visitantes: "En Málaga hay buenos museos, pero lo que ofrecen es algo que se define en cuanto a que puede ser contabilizado. ¿Qué significa que vayan a una exposición 50.000 personas? ¿Desde cuándo se puede contabilizar el arte? Organizar una exposición significa asumir riesgos, pero este matiz se ha eliminado. Se ofrecen cosas que de antemano se sabe que van a gustar". En este sentido, Merino critica también que algunas exposiciones parezcan organizadas para el fomento del selfie; y si el turista puede fotografiarse en la casa en la que Picasso vino al mundo, o junto a una escultura en la Plaza de la Merced, ahora también puede mostrarle sus respetos de la misma forma en cuerpo presente. El artista espera que los turistas puedan completar así su particular recorrido picassiano a base de selfies.

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