Arte | Jorge Hernández

La culpa la tiene Springsteen

  • El onubense Jorge Hernández expone hasta final de mes en Madrid ‘Cars and girls’

  • Su última producción de 2018 guarda dentro mucho más que imágenes retro, coches y chicas

La iconografía va por delante en su obra. Y es una gran ventaja como fuente de estilo entre el mercado nacional del arte. Son recurrentes sus referencias al cine americano de los cincuenta, como aquellas películas que hizo entonces Hitchcock, maestro del encuadre y del lenguaje visual como pocos. Aunque basta escudriñar esas composiciones para encontrar más allá de la superficie.

Todo en estos cuadros de Jorge Hernández (Huelva, 1973) es mucho más que un escenario misterioso, que unos protagonistas más o menos solitarios, que esas situaciones enigmáticas que nos llevan a veces a ese nebuloso ambiente que recorría Scottie Ferguson en San Francisco mientras perseguía a la bella Madeleine.

Cuenta el pintor puntaumbrieño que no hay premeditación en su obra: todo surge con naturalidad, con espontaneidad. Se inspira en imágenes que encuentra a diario por internet, por las redes sociales, sobre todo, y las traspone tiempo después en escenarios para sus personajes y elementos. Mujeres y coches, muchos, como reparó en su estudio después de pintar esta última serie que expone hasta final de mes en la galería My name’s Lolita, de Madrid.

“Algunas cosas lastiman más, mucho más, que los coches y las chicas”, cantaba Prefab Sprout

Y abrió los ojos con el oído en una escucha casual de Cars & girls, de Prefab Sprout, de su álbum más exitoso, From Langley Park to Memphis (1988). En ella, ese gran genio de la música de los últimos 40 años, Paddy McAloon, escribía con la vista puesta en la superficialidad del Springsteen de entonces: “Algunas cosas lastiman más, mucho más, que los coches y las chicas”.

La libertad

Jorge Hernández se para cuando sigue en otra estrofa la canción: “¿Qué da sentido al camino como cuando éramos jóvenes?”. Y él encuentra ese sentido y entiende que hay mucho más. Y nos dice, como aquel protagonista de Sexo, mentiras y cintas de vídeo, el gran debut de Steven Soderbergh en 1989, que el coche representa la sencillez en la vida, la libertad: “Ahora tengo una llave y todo lo que es mío está en el coche. A mí me gusta, ¿sabes?”. Porque hay quien valora por encima de todo “poder moverse, por si tienes que ir corriendo a alguna parte”.

Las pinceladas de Jorge Hernández se sueltan ahora, vuelan libres y hacen más figurativo que nunca su mundo. Y encontramos personajes que ansían la libertad y que nos trasladan preocupaciones que trascienden la banalidad de lo actual, marcado aún por desigualdades, por comportamientos impersonales, por acciones sin razón. Todo es más que la imagen que gobierna lo cotidiano. En nosotros está encontrar más allá. Y Jorge Hernández está ya en ello.

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