Crítica de Cine

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El equipo de la pelicula 'Mi querida cofradía' posa poco antes de la presentación del filme en el reciente Festival de Málaga.

El equipo de la pelicula 'Mi querida cofradía' posa poco antes de la presentación del filme en el reciente Festival de Málaga. / daniel pérez / efe.

Impulsada desde la Escac, aunque con todos los avales y logos oficiales del cine andaluz en sus créditos, la película de debut de Marta Díaz de Lope aspira a hacer comedia del mundillo cofrade y meter cuña feminista (sic) con mucha mano blanda, escasa mordacidad, serios problemas de guión y la ya habitual pátina visual televisiva que no distingue el producto de cualquier episodio de una sitcom.

La astuta promoción (tal vez lo único en lo que el cine español ha agudizado el ingenio últimamente, con las consecuentes decepciones a posteriori) hacía pensar en un mecanismo engrasado de ambiente y tipología castizos, cierta mirada satírica y algún que otro gag irreverente de corte almodovariano a costa del orbe capillita, cuando lo que encontramos realmente es un triste y viejo sainete sin chispa, una anécdota de cortometraje muy estirada (una guerra de género por el poder en una Hermandad de Ronda), escaso sentido del ritmo o la vis cómicas, exceso de verbalización y ese par de secuencias slow-motion al son de marchas procesionales que parecen las razones últimas o estelares del proyecto (en el tráiler lucían mejor).

Tampoco anda demasiado fina Marta Díaz de Lope en la selección y la dirección de sus actores, con una Gloria Muñoz algo fuera de tono y el enésimo reparto mediático-autonómico de secundarios y secundarias que, o bien no animan del todo a sus personajes, o bien van a parar precisamente al bando equivocado de la función. Me temo que un documental de ojo despierto y juguetón en el interior de una auténtica cofradía podría llegar a ser bastante más divertido.

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