Cultura

Todd Haynes apuesta por la emoción en 'El museo de las maravillas'

  • El director estrena hoy en los cines una fábula infantil en la que alterna el blanco y negro y el color

El estadounidense Todd Haynes, que logró cinco nominaciones a los Oscar para su anterior película, Carol (2016), se lanza en picado al mundo de las emociones con El museo de las maravillas, una fábula infantil que es pura belleza estética y un homenaje, confiesa el director a Efe, al cine más primigenio. "Es la primera vez que me atrevo con una película de misterio, pero un misterio que se desvela de una manera muy cinematográfica, en un ejercicio de montaje", dice el director en una conversación con Efe mantenida en el Festival de Cine de San Sebastián, donde presentó una cinta que se presentó antes en Cannes y que llega hoy a los cines españoles.

Basada en un texto de Brian Selznick, el mismo autor de La invención de Hugo, que llevó a la gran pantalla Martin Scorsese, la película cuenta dos historias paralelas en su temática pero separadas por 50 años y por dos estilos cinematográficos totalmente opuestos, que el realizador recrea con el cambio del color al blanco y negro, un juego que Haynes ya utilizó en su debut, Poison, en 1991.

A pesar de contar con Julianne Moore y Michelle Williams en el reparto, son los niños Millicent Simmonds y Oakes Fegley quienes llevan el peso de esta historia sensible y que requiere la atención del público, señala Haynes, como forma de contribuir a ese misterio que el director apunta.

"Creo que alternar el blanco y negro y el color alimenta ese misterio y hace que te preguntes qué está pasando y por qué esos cambios, del mismo modo que te hace intuir otras cosas", indica el director de Velvet Goldmine. "Hay similitudes, elementos comunes en las dos historias; Nueva York, el museo...Vas para atrás y para adelante en el tiempo y sabes que la familia va a tener importancia en la historia", apunta Haynes.

En 1927 una niña sorda, Rose (Simmonds), que vive en Nueva Jersey trata de escapar de su autoritario padre y viaja a Nueva York en busca de una estrella de cine (Moore) que protagoniza un libro que la niña conserva como un tesoro preciado. Esta es la parte que Haynes narra en blanco y negro y con muy poco texto para adentrar al espectador en el mundo silente de su protagonista.

Y en 1977, Ben, que se ha quedado sordo por un accidente, sufre la reciente pérdida de su madre (Williams) y decide escaparse a Nueva York para buscar a un padre que no conoce y averiguar su origen. En realidad, esas dos historias se cuentan casi como documentales, registros del mundo de los años 20, con viejos Oldsmobiles rodando por calles de la ciudad de Rose, frente a la estética psicodélica de la misma ciudad que pisa Ben en los 70.

El director afirma que esta cinta es un particular homenaje a la infancia y a un mundo que ya no existe, y que él adoraba, que es "hacer cosas con las manos. Nos hemos alejado tanto de esa forma de relacionarnos con las cosas", se lamenta Haynes, que recuerda "perfectamente" cómo, de niño, se le quedaban los dedos llenos de pegamento porque "siempre estaba haciendo cosas con papel. En esta historia -dice- necesitaba transmitir esa sensación táctil de hacer cosas de verdad, en una época en la que todo es digital". Destaca, en ese sentido, la "artesanía" con la que se han elaborado los detalles de la increíble maqueta de Nueva York, o los dibujos de los lobos: "Es también un tributo a una forma de hacer cine".

"Cuando terminé Carol y Trump ganó las elecciones, yo buscaba opiniones sobre mi película nueva, quería ver qué pensaban niños y padres, y entonces se produjeron las Marchas de Mujeres; cuando vi a esos padres que llevaban a sus hijos en los hombros a protestar por lo evidente me dije: ahí está mi público", detalla Haynes. Y añade: "Esos padres que no quieren ocultar la realidad a los niños, aunque sea dura. Creo que frente a ciertas actitudes políticas necesitamos estar juntos". Por ello, dice el creador de la reflexiva I'm not There (2007), una de las "ambiciones" de esta película es "que pueda servir de punto de encuentro para compartir ciertos valores".

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