Cultura

El Thyssen propone un recorrido a través de la historia del erotismo

  • Lágrimas, serpientes y ataduras son algunos de los motivos simbólicos que han inspirado durante cinco siglos a artistas como Furini, Rubens, Cézanne o Warholl 'Lágrimas de Eros'. Desde hoy al 31 de enero en el Museo Thyssen. Más información: www.museothyssen.org

El Museo Thysen-Bornemisza de Madrid ha escrito la historia del erotismo a través de los grandes mitos que inspiraron a maestros como Rodin, Gauguin, Rousseau, Courbet, Cézanne, Picasso, Rubens o Warhol en la exposición Lágrimas de Eros. La pasión erótica, desde todas las miradas y orientaciones sexuales, y la íntima relación entre el sexo y el instinto de muerte se muestran en las 119 obras exhibidas en la doble sede del Thyssen y la Fundación Caja Madrid. El recorrido, temático, reúne obras desde el Renacimiento al siglo XXI.

Este amplio espectro hace que en cada espacio convivan piezas separadas por más de cuatro siglos, en una exposición en la que su comisario, Guillermo Solana, ha incluido todas las orientaciones y espacios del deseo: la mirada masculina y la femenina, lo hetero y lo homo, el voyeurismo y exhibicionismo, el bondage y el sadomasoquismo o los fetichismos.

Para Solana se trata de un proyecto sin precedentes que surgió de un momento de crisis personal en su labor como director artístico del Thyssen. "Ello me llevó a plantearme una programación con más audacia, compromiso y valor. La idea de Eros era un modo de comprometer a un número más amplio de público".

En el recorrido propuesto por Solana reaparecen una y otra vez motivos simbólicos, como lágrimas, cabelleras, serpientes, ataduras. Así, la impactante fotografía Lágrimas de Man Ray da paso a la primera sala, Nacimiento de Venus, con obras de dos pintores del XIX, Amaury-Duval y Bouguereau y una escultura de Rodin.

La complicidad establecida entre Eva y la serpiente se aprecia en bellas versiones que sobre este mito han realizado Von Stuck, Gauguin o Rousseau que dialogan con las imágenes de Nastassia Kinski, por Richard Avedon, y la de Rachel Weisz, por James White.

Las tentaciones de San Antonio introduce al voyeur y su actitud participante y distante mediante obras de Furini, Cézanne, Picasso o Antonio Saura.

La imagen del joven San Sebastián atado al árbol, desnudo y atravesado por las flechas, entre la agonía y el éxtasis, se convirtió en el icono gay por excelencia. En este espacio se han incluido pinturas de Bronzino, Guido Reni, Ribera y Gustave Moreau, así como una escultura de Bernini.

El mito de Andrómeda encadenada ha permitido a pintores como Rubens y Millais explotar el contraste entre la carne desnuda y la armadura negra del héroe, mientras que los surrealistas Dalí o Domínguez evocan el mito en sus manipulaciones sádicas del cuerpo femenino. El beso y su visión vampirizadora lo ilustran Munch, Max Ernst, Magritte, Andy Warhol y Marlene Dumas. Tres vídeos de Bill Viola ponen fin al recorrido en el Thyssen en cuya tienda puede adquirirse ahora una cajita con tres preservativos ilustrada con la obra Adan y Eva de Jan Gossaert.

En la sala de Caja Madrid es la muerte la que se ve erotizada. Así ocurre en Apolo y Jacinto ilustrado con obras de Tiépolo, Rubens o Furini. El vídeo de David Beckham dormido, de Sam Taylor-Wood, es una de las piezas incluidas en El sueño de Endimión, junto a las de Guercino, Girodet o Canova.

Los tres últimos capítulos abordan Cleopatra y Ofelia -representada por Gregory Crewdson, Tom Hunter, Man Ray o hasta Dalí-, Magdalena penitente -con obras de Lucas Jordán, Kiki o Marina Abramovic- y Cazadores de cabezas, ilustrada por Francesco del Cairo, Valentin de Boulogne o Cindy Sherman.

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