Cultura

Sorprende Mulet

SERÁN CENIZAS. Francisco Mulet. Niebla Editorial, 2015.

Lees Serán cenizas y te das cuenta de que el paisaje y los personajes descritos han quedado atrapados fielmente en la memoria del artista, capaz de desmenuzar con pulcritud las almas y las sensaciones. Le ocurre a Francisco Mulet, que recuerda lo vivido hasta el punto de poder describirlo tal como fue mucho más tarde, en la soledad del estudio, delante del teclado o armado de un lápiz o un bolígrafo, sentado en un banco de una plaza con un papel palpitando entre sus manos. Es eso algo que se suele observar en los pintores, en los buenos pintores, claro está. En aquellos que han paseado junto a ti por un lugar y luego, una semana después, son capaces de dibujarte el pino bajo el que parasteis un momento a descansar, el grifo en el que calmaste la sed, el mislo que saltó de un lado a otro del camino. Y además lo hacen con exactitud, con precisión de cirujano. Los poetas, en principio, los buenos poetas, es lo que tienen también que hacer. Mulet, desde luego, lo hace. Ocurre con Mulet que es simplemente un creador visionario como todos quienes están capacitados para elaborar una obra de arte, es decir una obra bella y de buena factura.

Pero para ello el creador debe saber observar y luego aplicar sus conocimientos, tener la sensibilidad suficiente como para describir emociones hilvanando palabras en líneas medidas a golpe de sentimientos. Francisco Mulet habla en Serán cenizas del amor, de las relaciones íntimas y reconfortantes con otra persona. Lo hace con una naturalidad que sólo llegan los elegidos, exenta de artificios o grandilocuencias que las puedan anular.

Es quizás por esto que desde la primera página hasta la última tienes la sensación de que estás leyendo a un grande de la poesía. Sorprende Mulet, pero sólo al principio, cuando acabas convenciéndote de que es un escritor de altura, algo que sólo se puede hacer leyéndolo, ya dejas de sorprenderte y simplemente disfrutas de su lírica, de su contar lo que le sucede, lo que sucede a su alrededor, de una manera tan natural y delicada, tan cierta. Sorprende Mulet, les aviso a ustedes, por hacer de lo sencillo un puro gozo, por trasladar lo transcendental a lo cotidiano y manejar con suma habilidad la palabra para encantarnos, emocionarnos, con ella, que es al fin y a la postre el arte de versificar cuando se escribe con la verdad por delante, sin artificios ni engaños, sino muy al contrario, con pericia, con saber y una honda formación construida en las aulas pero también en la biblioteca, en los paseos por la ciudad o en el descansar tumbado en el jardín, en el parque, sobre la hierba de los cabezos escrutando la línea incierta del horizonte.

En cualquier lugar qué más dará si todos han sido observados y atrapados por este creador tan fino, este poeta tan soprendente.

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