Cultura

Recital poético en apoyo de las mujeres de Ciudad Juárez

  • Eladio Orta, Clemen Esteban o David Álvaro unen sus voces en la Casa Grande de Ayamonte

La prensa ha dejado recientemente un titular con sabor a buena noticia: Caddy Adzuba, periodista congoleña, reconocida activista por la libertad de prensa y por los derechos de las mujeres y las niñas de su país, ha sido elegida como ganadora del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2014.

Las mujeres que son mutiladas y golpeadas, y violadas, son moneda de cambio en un país africano en el que los derechos humanos de la mujer prácticamente no existen. Hay otros países emergentes en los que la violación de una mujer en grupo está exenta de culpa. Países desarrollados donde estos crímenes jamás son sancionados.

Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua (frontera con Estados Unidos), es uno de los lugares del mundo en el que un mayor número de mujeres por metro cuadrado son violadas, mutiladas y asesinadas. Ciudad Juárez es el infierno, si este existe, para cualquier mujer que pueda tener entre quince y veinticinco años. Y esta ciudad mexicana -separada de El Paso en Texas por el río Bravo- es desde 1990 foco de atención mundial por el feminicidio que sufren sus calles.

Por eso, el pasado 4 de septiembre, en más de cien ciudades de todo el mundo, personas decepcionadas por la falta de respuesta ante estos crímenes, soltaron al aire sus poemas, sus versos sangrantes, en apoyo a una causa que lleva muchos años perdida. Una causa que cuenta con el apoyo de quienes hacen suyo el sufrimiento y su angustia diaria de las afectadas. Por esa razón, en la Casa Grande de Ayamonte se reunió un grupo de poetas. Allí lanzaron sus poemas solidarios, sus gritos de indignación y su esperanza de ver la luz en una zona tan amarga.

Gentes que viven a orillas de otro gran río se hermanaron así con el sufrimiento de las mujeres de Ciudad Juárez, y lo hicieron como mejor saben, recitando sus poemas de rabia. Así sonaron las voces de Eladio Orta, Clemen Esteban o David Alvaro. Voces rasgadas pero firmes en su denuncia.

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