Cultura

'Platero' y 'Sokker'

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Si el burrito ya centenario fuera un perro, estoy segura de que se parecería a Sokker, también "pequeño, peludo, suave, y tan blando por fuera que se diría todo de algodón…". Lamentablemente, por mucho que me gustaría continuar con lo de los ojos, el símil termina ahí porque, desde que hace dos meses comenzaron a llenarse de niebla, ya no podemos decir que son espejos de azabache, sino que más bien tienen el color de la luna llena en una noche brumosa. Una ceguera casi incomprensible si tenemos en cuenta su edad -tan solo cuatro años- y la ausencia de traumatismos recientes o enfermedades, pero totalmente explicable si echamos un vistazo a su dura vida.

Sokker es un mestizo diminuto -apenas pesa tres kilos- y llegó a nosotros hace unos diez meses cuando unos trabajadores del campo nos alertaron de su presencia en un bosque cercano, donde languidecía atado a un palé de madera, aterido de frío, sin agua ni comida ni posibilidad de moverse. Todo apunta a que el desalmado que lo ató allí, lo hizo con el objetivo de asegurarse de que la lealtad de Sokker no hiciera fracasar su cruel plan de abandono, tal vez porque ya había comprobado anteriormente que, como hacen los perros buenos, el pequeño Sokker siempre regresaba junto a su amo. Pero aún hay más. Cuando los voluntarios lo desataron, observaron que tenía el vientre y el pecho totalmente ensangrentados y cubiertos de heridas infectadas. El dictamen del veterinario fue particularmente duro de escuchar: aquellas heridas, con toda probabilidad, se debían a que había sido arrastrado por un vehículo motorizado.

Tras recibir tratamiento por sus múltiples heridas e infecciones, Sokker se incorporó al refugio de animales. Desafortunadamente, su pequeño tamaño le impide adaptarse a la vida en la protectora, donde se ve rodeado continuamente de perros mucho más grandes que él, y desde que ha perdido la vista su situación ha empeorado gravemente a pesar de los esfuerzos de los voluntarios por procurarle seguridad y afecto.

Y, aunque va siempre acompañado de Vida, una mastina que se ha convertido en sus ojos, vive en un estado de temor continuo que solo parece calmarse con la cercanía de los voluntarios. Por esa razón, le buscamos un hogar tan especial como él; una familia que le aporte los cuidados, la seguridad y el cariño que tanto necesita, y a la que no le importe tener una mascota ciega.

Sokker es sumamente inteligente, vivaracho y afectuoso. Y, al igual que Platero, te consentirá la soledad, pero no te dejará sin compañía.

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