Cultura

Pedro Rodríguez envuelve su pintura en el lirismo poético de Moguer

  • La suya es una obra intimista, que refleja el entorno más inmediato, en la que alcanza a mostrar la esencia de las cosas · Un buscador constante en la alquimia del estudio que le lleva a la abstracción

Pedro Rodríguez sigue envuelto en el aire de lo hermoso que desprende su Moguer natal. La suya es una pincelada que tiene todo el lirismo poético y emocional que trasmite el recuerdo de Juan Ramón Jiménez en las calles moguereñas.

Ahora todo ese ambiente pictórico está instalado, y hasta el próximo día 7, en Huelva, en la sala de la Fundación Caja Rural del Sur. Cumple un compromiso que tenía desde hace cinco años. Su última exposición en la capital, De la luz en lo trasparente, constituyó todo un éxito. De aquella aventura ha ofrecido otros encuentros con el público , como es esta ocasión en la Caja Rural u otra anterior en Moguer, al unísono en la Fundación Juan Ramón Jiménez y en el Teatro Felipe Godínez. Hay mucho de aquello, lo que es bueno porque su exposición cumplió todas las expectativas. En estos últimos años su producción, reconoce Pedro Rodríguez, ha sido muy escasa porque otras cosas les ha tenido distraído.

Es una oportunidad para adentrarse en la obra del artista moguereño; la configuración de la misma ofrece un paseo por sus distintas etapas, por aquellos espacios en los que le gusta moverse. El suyo es un estilo que arranca en lo figurativo y realista y, tras desprenderse de determinados elementos, llega al impresionismo. "Es un ejercicio -dice- de síntesis, donde todo es más puro y lo geométrico provoca la abstracción; desde ese impresionismo llego hasta la abstracción". En su última exposición en Moguer, en ese encuentro con la poesía juanramoniana, Pedro Rodríguez la dividía en Figuración poética, en la sala del Teatro Felipe Godínez, y en la Fundación Zenobia-Juan Ramón, la Abstracción lírica.

La presencia permanente de Juan Ramón en Moguer hace inevitable esa vinculación poética del pintor. "Es una sombra que nos persigue, estamos encantado de que nos relacionen con Juan Ramón, salvando las distancia con este genio. Es un halago, los que vivimos en este entorno vemos las mismas puestas de sol, los amaneceres que él vio".

Pedro Rodríguez dice que "la pintura es un diálogo contigo mismo; no parto de ningún boceto, es mental, directamente a la tela, aquí mancho, busco las formas, es un lenguaje con el que me siento a gusto". "Hay -añade- una creación, es la relación con la obra; persigo la belleza, soy un enamorado de ella".

"En la pintura, como en la poesía, todo es la búsqueda de la armonía, en mi caso de los colores, texturas; el estudio es como un espacio de alquimista, donde experimentas con materiales nuevos, es la faceta de investigador del pintor", dice.

Pedro Rodríguez ha querido siempre pintar el aroma de las cosas, expresar los sentimientos: "Es no repetir la flor en sí misma, sino lo que te sugiere. Una realidad idealizada, que está por encima de lo real", dice. Los efectos lumínicos de los objetos de cristal hacen que se desvanezcan, "llegando a la abstracción con lo que me siento a gusto".

Allí está en sus cuadros temas cercanos como las casas y la iglesia moguereña o los médanos de Mazagón. "Es una pintura intimista -reconoce- de mi entorno más cercano; las botellas están en mi casa, las flores las cultivos en mi jardín y el pueblo desde la mirada de la azotea de casa". Con todo ello, Pedro Rodríguez, sabe conjugar la lírica poética de la pintura en su obra.

Esta exposición es una ocasión para comprobarlo.

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