Cultura

El Museo exhibe músculo con una gran muestra de su colección de Bellas Artes

  • La exposición recoge un tercio de las obras con fondos propios y cesiones también del Prado y el Reina Sofía, entre otros

  • Francesco Glielmo y Jan Wijnants, entre los autores destacados

Un profesor de la Universidad de Nápoles certificó recientemente que Predicación del bautista es obra del italiano Francesco Glielmo, destacado exponente de la escuela napolitana. No se le conoce ninguna otra pintura en España, por lo que ésta del siglo XVII, de luz excepcional y contrastes exquisitos, perteneciente a la colección de bellas artes del Museo de Huelva, es sólo por eso una pieza de gran importancia. Aunque realmente hay más.

"Están los claroscuros y las perspectivas propias del siglo XVII, pero llama la atención el color en la vestimenta de la mujer y el niño protagonistas, que contrasta con el resto, como también hay un contraste claro entre la juventud y la senectud de los personajes, algunos de ellos, además, abstraídos de la acción, como la propia madre".

La exposición queda abierta al público de forma indefinida en cuatro salas del centro

No pudo evitar hacer su propio análisis la delegada territorial de Cultura de la Junta, Carmen Solana, llevada por su entusiasmo confeso por el arte, elevado ayer al máximo por la ilusión que le hizo presentar esta exposición. Por eso, con toda la intención, el atril para las intervenciones en el acto fue colocado junto a la obra de gran formato de Glielmo, excepcional también, apuntó la propia Solana, "por ser de las pocas que presenta a San Juan Bautista predicando en vez de en una escena de bautismo".

Ese apunte analítico de la pintura italiana vino de la delegada desencadenado por la seguridad de "saber que Huelva va a disfrutar de los fondos del Museo y de los resultados que se han obtenido tras una gran inversión en restauración". Porque Una mirada a la colección de Bellas Artes es una sensacional exposición con 122 obras que recoge una parte muy destacada de la colección del Museo de Huelva, distribuidas en cuatro salas de la primera planta en orden cronólogico, desde algunas muestras escultóricas del románico datadas en el siglo XII hasta la actualidad. En total, 100 pinturas, 21 esculturas y una pieza de orfebrería, un cáliz de plata sobredorada obra del cordobés Damián de Castro en la segunda mitad del XVIII.

El comisario de la exposición, Enrique C. Martín, aseguró en su presentación que apenas suponen un tercio de la colección del Museo de Huelva, compuesta por fondos propios, donaciones, depósitos privados y depósitos también del Museo del Prado, del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y del Museo de Bellas Artes de Sevilla.

Lo que está expuesto ahora, en cualquier caso, son obras seleccionadas por su valor artístico y su especial representatividad. Como uno de los lienzos de mayores dimensiones expuestos, Martirio de San Lorenzo, atribuido a Francisco de Herrera El Viejo, o el conjunto de tres vírgenes y un apóstol, de factura anónima entre los siglos XII y XIV, únicos en un centro expositivo en Andalucía y que presiden la entrada a la sala 1, en la que empieza el recorrido de la muestra.

Un poco más adelante se encuentra otra de las piezas más excepcionales de la colección, a la vista del público en la muestra inaugurada ayer: Paisaje arbolado, (1669) de Jan Wijnants (y sus colaboradores en la ejecución de las figuras). Para encontrar alguna otra muestra del pintor holandés en España hay que entrar en el Thyssen de Madrid o en el Prado.

El recorrido por los más diversos estilos que ofrecen las cuatro salas de la exposición lleva también por obras muy distintas de Vicente Sellaer y su Sagrada Familia del XVI o una extraordinaria colección de los singulares paisajes realistas de Carlos de Haes firmados en el XIX.

Por supuesto no faltan los dos grandes maestros onubenses, Daniel Vázquez Díaz y José Caballero, entre cuyas obras expuestas se encuentran Último retrato de Juan Ramón Jiménez (1955) y Desnudo en la ventana (1939), del primero, y Premonición del verano (1945) y Torneo (c.1960), del segundo. Y una última sala con representantes de la escuela local, que se remonta a principios del siglo XX.

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