Cultura

Músculos para el delito

CineBox Aqualon Puerto Huelva.- Producción: Estados Unidos, 2013.- T.O.: 'Pain & gain'.- Duración: 129 minutos.- Dirección: Michael Bay.- Guión: Christopher Markus y Stephen MCFeely basado en el artículo The magazine articles, de Pete Collins.- Fotografía: Ben Seresin.- Música: Steve Jablonsky.- Montaje: Thomas Muldoon y Joel Negron.- Intérpretes: Mark Wahlberg, Dwayne Johnson, Anthony Mackie, Tony Shalhoub, Ed Harris, Rob Corddry, Rebel Wilson

Quizás el mejor atractivo de la película sea la sorpresa que nos depara su director, Michael Bay, porque, sinceramente, no la esperábamos de él. Que un director acostumbrando a proyectos tan desmesurados como Armageddon (1998), La isla (2005) y Transformers (2007), con Steven Spielberg en la producción, y su última secuela, Transformers: El lado oscuro de la luna (2011), provistos de presupuestos de ciento sesenta millones de euros y seis meses de rodaje, emprenda un modesto proyecto como éste de algo más de veinte millones y cuarenta días de filmación, es algo que resulta bastante increíble a primera vista.

Pero es que, además, Dolor y dinero, basado en hechos reales, es una estimable realización para lo que esperábamos y conviene insistir en ello porque, sólo persuadidos de que hechos como los que cuenta la película pueden resultar inexplicables, la base real de los acontecimientos nos convence de que verdaderamente sucedieron así. Claro que también influye en el espectador la convicción que el director pone en la recreación de tales sucesos para que pensemos una vez más que la realidad supera a la ficción. Diez años han pasado desde que Michael Bay se interesara en la historia para llevarla a la gran pantalla.

Y así tenemos a estos personajes, encarnados por Mark Wahlberg, Dwayne Johnson, conocido como the Rock, y Anthony Mackie, encarnando a unos entrenadores culturistas personales que en Miami, en la década de los noventa, tratan de hacer realidad el american dream, el llamado sueño americano, de la manera menos recomendable. Daniel convence a sus colegas de gimnasio, Paul y Adan, para secuestrar a un cliente, Víctor Kershaw, y apoderarse de todo su dinero. La actitud de la víctima, implacablemente vengativa, y la incapacidad de los protagonistas para resolver este tipo de acciones, acabará involucrándolos en una trama criminal de la que será muy complicado salir.

Que todo ello haya dado lugar a esta comedia de acción es una de esas piruetas de las que son capaces directores con oficio, aunque hasta ahora no hayan emprendido más que producciones espectaculares y millonarias, abandonando la más rentable fantasía y el uso y abuso de los efectos especiales, para emprender una realización más adulta y mucho más humana o al menos lo intenta. Inesperadamente Michael Bay, que ya prepara su Transformer 4, se planteó este reto con una película más sencilla pero que le ha valido para granjearse los elogios de los que antes no se lo tomaban en serio. Aún así el film no escatima recursos fácilmente comerciales de cara a la galería.

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