El pintor nervense Antonio Carlos Millán expone El color de mis raíces en el Centro Cultural. Se trata de una muestra colorida de una veintena de acuarelas sobre motivos locales y ciudades andaluzas muy significativas para el autor. De esta forma, la centenaria sociedad nervense, la segunda más antigua de España, recupera la actividad cultural tras un difícil año marcado por la pandemia de coronavirus.

Desde muy pequeño, Millán manifestó su interés por la pintura y con tan solo 10 años comenzó a formarse en su localidad natal en la Escuela de Pintura Antonio León. Allí, entre acuarelas, lienzos, carboncillos y óleos, pasó una divertida infancia y una feliz adolescencia. Fue en esa escuela donde se impregnó de conocimiento gracias a las enseñanzas de Antonio León, su eterno maestro, y de sus inolvidables José Delgado y Antonio Alcaide. En 1997, terminó su etapa en esta escuela, de la que siempre se ha sentido muy orgulloso.

Varios de sus trabajos son premiados durante su trayectoria artística. En los años 1995 y 1997, sus obras son seleccionadas como ganadoras y serán los carteles anunciadores del Carnaval de Nerva, y en 1999, también se escoge su obra, en esa ocasión para representar la Semana Santa de Nerva. Entre los años, 1994 y 2000 sus obras se mueven por distintas exposiciones colectivas, recibiendo siempre una crítica constructiva por parte del público asistente.

Estudia Cerámica Artística en la Escuela de Arte León Ortega de Huelva, obteniendo el título de técnico superior. En 2006, en su querida Sevilla, cursa estudios de Bellas Artes en la Universidad Santa Isabel de Hungría (año 2006). Tras su paso por la Universidad, Antonio Carlos sigue evolucionando como artista y realiza obras con un alto contenido personal, donde el autor es capaz de volcar gran parte de su mundo interior. Sin embargo, no muchos tienen acceso a este trabajo que el autor realiza como una terapia para con el mismo. En 2018, otra de sus obras representa el cartel anunciador de la Romería de San Sebastián de Tomares, localidad que supo reconocer sus habilidades y se interesó siempre por su trabajo en los años en los que allí vivió.

En la actualidad, está inmerso en sus obras de acuarelas, en las que muchos lugares emblemáticos de su admirada Andalucía están siendo plasmados, con una técnica precisa y acabados impolutos. Gracias a su espíritu inquieto e innovador, se encuentra también realizando aerografías sobre textil, y son ya muchas personas las que han decidido llevar puesta sus obras de arte.

La obra de Antonio Carlos es siempre un reflejo de su sentir y de su forma de ver el mundo. La pintura es para el autor su principal vía de escape y paradójicamente de conexión con el mundo exterior. En definitiva, este arte es para él un bálsamo que cicatriza su alma. En todas y cada una de sus obras, el autor deja una parte de sí mismo, entregándose apasionadamente, viviendo con cada uno de sus cuadros una relación pasional que le lleva a experimentar momentos de dolor, rabia, sufrimiento… pero también de placer, amor y pasión.