Cuando la sociedad española se ha zambullido en el consumismo, impera un deseo que nunca se sofoca. Nuestra tradición religiosa es un discreto reducto con sus puertas abiertas a una experiencia de lo esencial. Y no hay nada más opuesto a lo esencial que la propia ansia. El ansia de competir, de tener lo nuevo y de cambiar. Sectores sociales pujantes rehúyen el cristianismo orientando el mes de diciembre hacia el solsticio de invierno. Una fórmula que a priori atrae por lo astronómico; pero a sus defensores les sobra resentimiento y les falta cultura; la cultura con que practicar el rito que perfecciona su existencia.

Hete aquí el momento ideal para la pastorela, aliciente de una civilización empobrecida por la moda y envanecida en lo virtual; una propuesta para recapacitar sobre la condición humana. En tono jocoso la pastorela pone de relieve el conflicto de la existencia, las dificultades y los conflictos que aparecen en medio de nuestra ruta; aquélla descrita por el amor y el deber, la esperanza y el compromiso. Surgidas en los autos sacramentales que difundieron por el Nuevo Mundo misioneros franciscanos, Méjico es el país pionero en estas obras dramáticas de corte religioso. Narra las vicisitudes de la Virgen María y San José rumbo a Belén y las maquinaciones del Diablo para embaucar a los pastores; aquí pugnan Lucifer y el Arcángel San Miguel con la ambientación de los siete pecados capitales.

La primera pastorela conocida se remonta al año 1527 y se titula La Comedia de los Reyes. Salto temático vendrá ya en el siglo XX: Pastorela de Tepotzotland, obra de Jaime Saldívar y Miguel Sabido, de 1963. De hecho, el género pastorela, también denominado posada, incorpora a lo largo del siglo XX detalles de una sociedad volcada hacia la apertura de espíritu con críticas y reflexiones.

Huelva se suma a la corriente de la pastorela en Adviento. Desde hace pocos años la asociación mejicana de Huelva La Catrina y la Coral de la hermandad de la Sagrada Cena promueven representaciones de pastorelas donde a la ambientación religiosa tradicional se añaden estos ingredientes de plena actualidad. Esto es un impulso a la programación cultural de nuestra provincia, que ofrece una alternativa a los conciertos y actos que se acostumbran en estas fechas.

Este 2019 contempla varias funciones de Pastorela Mejicana repartidas por la provincia de Huelva. Un equipo de diez actores pone en pie al relato mencionado junto a la participación de coro y piano. La selección musical abarca canciones populares como La bamba, Jarabe Tapatío o piezas de corte más clásico como Madrigal y Los pastores van cantando. Representación donde se conjunta perfectamente lo dramático con lo musical e invita a todos los públicos a profundizar de forma amena en temática religiosa. Dicha Pastorela Mejicana cuenta con la dirección escénica de Elisa Monroy y la musical de Emilio Muñoz y está organizada por La Catrina y la coral de la Sagrada Cena. Cuenta con la colaboración del Otoño cultural iberoamericano de Huelva. La próxima representación tendrá lugar en el teatro “Juan Alonso de Guzmán” de San Juan del Puerto el martes 17 de diciembre a las nueve de la noche.