Cultura

Matías Tejela, Luque y Pinar, en un plomazo de corrida

  • La terna salda con voluntad una tarde sin trofeos en la plaza de toros de Bilbao, marcada por el juego deslucido de un encierro del hierro de Torrestrella

GANADERÍA: Toros de Torrestrella, bien presentados, en el límite de las fuerzas y extremadamente sosos. Una corrida que sólo tuvo fachada. TOREROS: Matías Tejela, ovación y silencio. Daniel Luque, ovación y silencio. Rubén Pinar, ovación y silencio tras dos avisos. Incidencias: Plaza de toros de Bilbao. Algo más de media entrada.

Los diestros Matías Tejela, Daniel Luque y Rubén Pinar saldaron con voluntad una tarde sin trofeos, fundamentalmente por el juego deslucido de los toros, y de lo más aburrida, en Bilbao.

Dos toreros nuevos en esta plaza. Uno, Daniel Luque, anunciado de antemano; el otro, Rubén Pinar, llegó por la vía de la sustitución al no poder comparecer el lesionado Luis Bolívar.

Acertaron Junta Administrativa y gerencia, pues tal y como está el panorama hay que buscar nombres nuevos que sean capaces de animar el cotarro.

Dos debutantes que dijeron mucho por actitud y aptitud, aunque los toros de Torrestrella hicieron de menos todos los esfuerzos de los toreros, de los dos debutantes y del también joven Tejela que abría cartel.

Tejela, que tuvo un primer toro en el límite de las fuerzas, agotado a las primeras de cambio. Toreó el de Alcalá de Henares con suavidad y a media altura, pero pudo más la invalidez y la sosería del animal.

Peor fue con el cuarto, que no pasó de las medias y descompuestas arrancadas. Imposible de ligar dos muletazos seguidos. Tejela cumplió el expediente con tanto esfuerzo como poca brillantez.

Embarullado el primer trasteo de Daniel Luque, que toreó muy acelerado y dejándose tropezar mucho los engaños. El toro fue noble, soso, flojo... No se entienden las ovaciones finales, ni al toro ni al torero.

Sin embargo estuvo Luque muy bien en el quinto. Pero que muy bien a pesar de no pronunciarse el público tras el arrastre del toro. Lo que son las cosas.

Había sido un animal falto de todo, soso y sin repetición. Pero los muletazos de Luque, naturalmente aislados, resultaron esta vez de trazo firme, largo en la medida del recorrido que el toro era capaz de cubrir, y, desde luego, muy sentido. Toreó Luque despacio y con regusto. Lástima la falta de unidad y de ritmo, y de mayor contundencia al matar.

Toro a medias de todo el primero de Rubén Pinar, no terminó de romper. Lo toreó con cabeza y arrestos, en la distancia justa, la velocidad adecuada y la altura recomendable. Y aunque protestó el toro continuamente, resolvió el torero con mucha suficiencia.

La única duda por parte de Pinar fue al entrar a matar, ya que primero pinchó por echarse fuera, agarrando después la estocada definitiva.

No pudo ser en el sexto, el más deslucido de los seis. Y aunque por un momento Pinar se pudo hacer con él, corrigiéndole un molesto calamocheo, al cambiar de la derecha a la izquierda bajó notablemente el trasteo, y ya sin posibilidad de remontar. Al pararse el toro del todo ensayó Pinar un parón que tampoco dio resultado.

Fue un trasteo tan largo que llegó el primer aviso cuando todavía no había montado la espada. Y luego vino el segundo por la demora con el descabello.

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