María Pagés, premio Princesa de Asturias

Primer reconocimiento al baile flamenco en la figura de María Pagés

Un primer plano de la bailaora y coreógrafa sevillana María Pagés.

Un primer plano de la bailaora y coreógrafa sevillana María Pagés. / M.G.

María Jesús Pagés Madrigal, para el arte María Pagés (Sevilla, 1963), posee ya, por sus indiscutibles méritos, los mayores reconocimientos: el Premio Nacional de Danza, desde 2002, la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, El Benois de la Danza, etc. Pero el Princesa de Asturias, sentido por todos como un premio verdaderamente especial, aún no había recaído en ninguna figura del baile.

Y era extraño que, entre tantos músicos, actores y arquitectos, el flamenco en general y el baile en particular, no hubiera merecido más que un premio (el de Paco de Lucía en 2004) en cuarenta años. La danza (la clásica), solo en 2005 se hizo visible en las figuras de Maya Plisetskaya y Tamara Rojo.

En 2004, el Festival de Jerez, dirigido a la sazón por Francisco López, propuso una candidatura colectiva de Flamenco, encabezada por la figura aglutinadora de Pilar López. Pero la gran Pilar López murió sin el premio, al igual que Antonio Gades, su discípulo y genio de la danza flamenca, por citar solamente aquellos cuya candidatura fue presentada en uno u otro momento.

Es justo pues, que en esa cadena que es el arte flamenco, se reconozca ahora a María Pagés, figura capital del baile y del ballet flamenco, cuyas bases aprendió sin duda en las compañías de Gades y Mario Maya, como ellos las aprendieron en la de Doña Pilar.

Además de sus méritos como bailaora, su compañía, fundada en 1990, ha llevado por el mundo, junto a su tradición, la estética, la disciplina, la poesía y toda la fantasía de que es capaz una creadora como ella, amén de un férreo compromiso con el arte en todas sus manifestaciones y, especialmente, con la figura de la mujer.

Títulos como La tirana (1996), Flamenco Republic (2001), Canciones antes de una guerra (2004), Sevilla (2006), Autorretrato (en 2009, a petición de Mijaíl Baryshnikov) Dunas, en colaboración con el bailarín de contemporáneo Sidi Larbi Cherkaoui, Utopía, estrenada en 2011 en el Centro Niemeyer de Avilés, Yo Carmen (2014), Una oda al tiempo (un hermoso trabajo que obtuvo el Giraldillo al mejor Espectáculo en la Bienal de Flamenco de 2018)… hasta llegar a sus últimas piezas, Paraíso de los negros (2021) y la próxima Sherezade, que podrá verse en el Festival de Música y Danza de Granada.

Todos esos títulos dejan constancia también, junto a la valentía de mantener a una de escasas compañías de danza privadas que quedan, de su labor como coreógrafa. Una labor que pudo desarrollar, además, a su paso por la dirección de la Compañía Andaluza de Danza (1996-97) con piezas ya míticas, como El perro andaluz. Burlerías.

Ya en proceso de despedida de los escenarios, y tras varios intentos fallidos en su Sevilla natal, la bailaora creó en 2019 en Fuenlabrada, junto a su compañero El Arbi El Harti, el Centro Coreográfico María Pagés. Méritos más que sobrados para recibir, junto a otra gran señora como es la cantaora Carmen Linares, este Princesa de Asturias de las Artes.

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