Cultura

José María Franco Gutiérrez, pintor de ángeles

En el año 1962 pintó -reparó- por primeira vez los ángeles que cubren y cuidan la bóveda del Santuario de Nuestra Señora de la Cinta, la Patrona y protectora de Huelva y sus gentes. "Ángeles para el cielo del Conquero", nos lo anunciaba nuestro diario Huelva Información, el lunes día 24 de septiembre de 2007, al hacer referencia de la segunda reparación de la bóveda, por filtraciones de aguas en su techo.

La primera vez que la pintó tenía 26 años. El propio José María Franco nos recordaba que entonces sus amigos le dijeron que "si Miguel Ángel pintó la Capilla Sixtina (del Vaticano), él era el pintor de la Capilla Cintina". A los 71 años volvió a pintar los ángeles del Conquero.

Al recordar aquellos momentos vividos subido en el andamio, realizando un trabajo encargado a su maestro, el pintor del Conquero, Pedro Gómez, que debido a su fallecimiento no pudo realizar, (año 1962). "El tiempo que viví en la Cinta hoy no lo olvido", entonces no existían las viviendas de La Orden, todo era campo.

Al hacer balance de su trabajo, a preguntas de Eduardo J. Sugrañes, con cual de los ocho casetones que había pintado se quedaría, rápidamente contesta: "Me quedaría con los ángeles que sostienen la luna llena, una alegoría sacada de la Salve de los Marineros", oración creada por el sacerdote Rafael de la Corte y que está recogida en un precioso azulejo.

Nos escribía desde Aracena el escritor Javier Moya (Huelva Información 26-4-2016) lo que el pintor pensaba de su arte: "El artista vive, ni se hace ni se nace, vive mientras no deja de comunicar". Por eso José Mª Franco vive y vivirá siempre entre nosotros.

El día 2 de mayo del presente mes, nos escribe Eduardo J. Sugrañes: "José María Franco, el hombre y el paisaje".

El hombre y el paisaje, ya quedan para siempre en la inmortalidad, por dos razones: sus pinturas, sus paisajes, y el hombre, un hombre de fe auténtica, ahora que a sus 80 años ha sido llamado por Dios, va a tener la dicha de conocer a los verdaderos ángeles que un día y por dos veces pintó en el cielo de la ermita de la Virgen de la Cinta, su gran devoción, gran cintero y hombre que supo dar testimonio público de su fe a través de su arte. Ahora se dará cuenta de que la inspiración que tuvo para crear las figuras de los ángeles se la inspiró su fe. Era también un hombre colombino, y vemos cómo en uno de los casetones sostienen dos ángeles una carabela, la Santa María, que llevó al Nuevo Mundo la fe que sus padres le habían transmitido de pequeño. Ahora goza del paisaje real que él antes había imaginado: el cielo. Pero la saga sigue con su hijo Alberto Germán, un singular escultor.

Hay una pequeña anécdota de su vida que hasta ahora nadie ha hecho mención, de todo lo que se ha escrito sobre él y su arte.

¿Sabían ustedes, amigos lectores, que José María Franco, en la década de los 60 fue policía de la Dirección General de Seguridad? Pues sí, lo fue y destinado a la Comisaría de Policía de Ayamonte. Yo lo conocía como un buen amigo de Huelva, pero un día que fui con mi familia a Portugal, al llegar a la frontera tenía que presentar el pasaporte y ser sellado, y me encuentro con la sorpresa que el policía que me atiende era José Mª Franco, nos saludamos y le expresé mi sorpresa. Él me dijo que se había hecho policía porque en la Dirección General de Seguridad se había creado el Gabinete de Identificación que incluía la creación de la foto-robot y él quería ser un miembro de ese Departamento. Como tardaban mucho tiempo en ser llamado para incorporarse al mismo, y el trabajo burocrático y policial no le agradaba, solicitó la excedencia y se marchó del Cuerpo Nacional de Policía; pero él no perdió el tiempo mientras estuvo en Ayamonte, y aprovechó ésta bendita tierra de pintores, escritores y poetas que marcaron "su época de artista ayamontino". Aprendió humanamente de su época policial para conocer mejor a las personas y sus compañeros lo recordaron con cariño y algunas simpáticas caricaturas y paisajes. José María Franco, siempre viviras en nosotros.

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