Exposición

Javier Arroyo hace un recorrido taurino en blanco y azabache

  • La exposición muestra fotografías de las plazas de España y Francia

El fotógrafo Javier Arroyo ofrece en la sala Plus Ultra de la Fundación Cajasol la exposición De blanco y azabache en la que hace una selección de sus mejores fotografías realizadas en el periodo comprendido de 2003 a 2007.

En estas 25 fotografías y, como refleja el fotógrafo, la profundidad de las imágenes invitan a viajar en el tiempo y recorrer diferentes historias de unas vidas marcadas por el toro. El ha querido ofrecer "una mirada sutil, humanista e intimista, sin invadir la privacidad, reflejando escenas cotidianas y rituales de nuestra cultura". Es de los que piensa que el mundo de los toros es absorbente, "una vida repleta de complejos, rivalidades y visiones alteradas por la realidad, ya sea por creer ser algo que no se es o simplemente serlo y no creerlo". "Se trata de un ritual repleto de sentimientos donde el espectáculo en la arena transforma al público en una fuente de emociones, lloros, gritos y aplausos".

Quizás todo ello le ha llevado a que la intuición juegue un papel importante en sus imágenes, ya que parte "de la hipótesis de una escena compartida y donde los actores son los verdaderos protagonistas de una obra llena de luces y sombras".

Es una selección de 25 fotografías de plazas de toda España y de Francia, hay temas muy distintos pero también muy sugerentes, como la mirada de los toreros, desde El Juli, Sebastián Castella, Morante de la Puebla o El Cid. De momentos especialmente importantes como José Tomás en el callejón colocándose la montera antes de iniciar el paseíllo en su reaparición, o momentos tan intimistas como el rezo en la capilla de la Merced antes de salir al ruedo o el clásico del torero ante las estampas de su devoción a las que reza antes de dejar el hotel, como es el caso del mejicano Joselito Adames; lo que conjuga también con otras escenas más amplias como las del toro en el campo, concretamente en la ganadería de Cuadri, en Trigueros.

Esta selección de fotografías la ha realizado buscando la luz, que es la protagonista, juega con ella al límite, consiguiendo la mayor profundidad en las imágenes que ha captado y con la que ahora se recrea el espectador. Javier Arroyo es conocido en Huelva por otro trabajo de fotografía taurina La sombra del toro, desarrollada en la ganadería Cuadri. Domingo Prieto, director de la Fundación Cajasol en Huelva se refirió ayer en la inauguración de la exposición a aquella exposición en la que "nos sorprendía con un espléndido trabajo" y ahora "nuevamente ha puesto su inspiración y su cámara al servicio de la Fiesta". Señala, además, que los aficionados saben de sobra que la Fiesta de los Toros es algo más, mucho más que el espectáculo que comienza con el paseíllo. Mucho antes, antes, durante, al mismo tiempo, después, mucho después... y en la memoria; todos esos tiempos son importantes para la Fiesta y para el entorno que la ambienta y embellece; así afirma "el artista los ha capturado y los acerca para que disfrutemos en su contemplación y como son estampas de contrastes rotundos y hermosos los ha llamado De blanco y azabache".

Con esta exposición la Fundación Cajasol inicia sus actividades taurinas durante los meses de enero y febrero. La muestra de Arroyo ha pasado ya por Bilbao, Salamanca y Alicante, después de Huelva se espera que pueda ser vista en Trigueros y en marzo estará en Castellón.

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