Cultura

Ironías y costumbrismo según Esteban

  • El humorista gráfico del Grupo Joly exhibe una veintena de crónicas en el Rocataliata. Sus acrílicos, en distintos formatos, son el reflejo de la vida cotidiana tamizada por un dibujante con 30 años de experiencia.

La faena, Estandarte con Cuidado, Dolorosa y Fariseos, Operación Ella o La Musa son sólo algunas de las veinte crónicas que José Manuel Esteban Guijarro exhibe en el remodelado Rocataliata de la capital. Los acrílicos del dibujante madrileño, que durante todo este mes vivifican las paredes del popular restaurante, son "costumbrismo puro y duro", mientras que en las viñetas que publica en las cabeceras del Grupo Joly, entre ellas Huelva Información, la que manda es la rabiosa actualidad.

Saboreando un café junto a sus obras, Esteban explica que el cultivo de una u otra faceta no atañe a una cuestión de comodidad, sino de necesidad. "La viñeta me da de comer, mientras que a la crónica le dedico un tiempo más amplio y es aquello que me gustaría que quedase o el ámbito en el que me gustaría llegar a hacer una obra maestra en el sentido de oficio, del maestro instalador de aire acondicionado, del maestro electricista, del carpintero", explica. O lo que es lo mismo, el inquieto dibujante -siempre en búsqueda- aspira finalmente a un cuadro del que esté satisfecho porque compendie su labor o bien porque le haga, en sus palabras, "apto para mi trabajo u oficio".

En esa búsqueda no hay oropel que valga. La inspiración no existe o él, desde luego, afirma no tenerla. Porque el humorista gráfico observa, se sienta y mira al techo durante mucho tiempo hasta que "sale, no se te ocurre" una idea que se puede plasmar en la viñeta o en la crónica. Así, día a día, crea sus viñetas para el periódico en acrílico, técnica similar a la que usa en las crónicas que ahora muestra.

Según comenta, es un método muy parecida al óleo. Se pinta sobre lienzo pero se seca enseguida, lo que para él es muy importante, ya que trabaja con cierta urgencia. El óleo permite meditar, rectificar y cambiar cosas, pero Esteban corrige, modifica y medita, aunque sobre lo ya seco. De hecho, muchas de las crónicas que ahora muestra esconden dibujos por detrás, ya que usa los lienzos muchas veces.

"De muy malo a un poco mejor", el dibujante -autocrítico con su evolución- cuenta ya con una trayectoria de 30 años (publicó su primera viñeta en 1985 en el Dominical de ABC) a sus espaldas. Al contemplar el camino andado, este dibujante que desde 2003 también publica una viñeta para La Razón de Madrid, prefiere "tirar para abajo y ver a ras". De esta manera, cuando contempla las últimas obras ve las posibilidades, la presencia que albergan, pero insiste en que sería un error ubicarle entre artistas.

Entre sorbo y sorbo, el humorista gráfico aborda "la eterna pregunta". Qué es arte y qué es ser artista. "Pues no, esto son pequeñas crónicas que tienen su sitio en un periódico", zanja. No en vano, comenta que a pesar de las aspiraciones y de la medida 'generosa' que uno tiene de si mismo en la adolescencia, "el tiempo te va colocando en tu lugar y eso también te permite trabajar mejor".

El dibujante, que en 1989 recibió el Premio Mingote, lamenta mucho no haber tenido una formación. "No me refiero a no haber estudiado Bellas Artes porque no me veía abocado a esa profesión, ya que yo compaginaba el dibujo con mis estudios. Pero sí que me han faltado directrices, un maestro", señala. Por ello, confiesa que su escuela ha sido sus propios errores.

Licenciado en Filología Alemana por la Universidad Complutense de Madrid, Esteban fue profesor asociado en dicha institución académica entre 1996 y profesor asociado en la Universidad de Huelva entre 2000 y 2011. Aunque sigue impartiendo clases de forma esporádica, reconoce que siempre le ha dedicado más tiempo a dibujar, por afición y porque "el aprendizaje es más lento que lo que te dan servido en la Universidad".

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