Cultura

Infantil

Infantil, se decía, hace años, a la primera sesión cinematográfica de la tarde. A veces por la hora y en la mayoría de las ocasiones porque se proyectaba una película para niños, de aquellas que se decía, en ese caso como se ha generalizado, autorizada para todos los públicos. Hoy si exceptuamos temas muy extremos hay una mayor tolerancia pero, en general, abundan los argumentos en que el tratamiento de innumerables asuntos se abre a la generalidad en la que entran los niños. Es más: abundan las películas dedicadas a ellos o, al menos, toleradas para los espectadores de menor edad. Demostrado está que quienes más aciden a las salas son los más jóvenes y se tiende a hacer un cine para ellos.

No hay más que ver la cartelera cuando compongo estas líneas. Cuento nada menos que diez películas donde los espectadores más numerosos serán los más pequeños o los más jóvenes entre los adolescentes, que son, insisto, los que en mayor número acuden a las salas de cine. Son también a la vez los títulos que se sitúan en los primeros puestos de un ranking donde el número de espectadores y la recaudación son los más elevados, colocándolos a la cabeza de los más vistos y más taquilleros. De ahí que el cine, como hemos venido sosteniendo hace mucho tiempo, se haya infantilizado.

Así tenemos a Harry Potter y las reliquias de la muerte, la última entrega del famoso pequeño mago, que ya se ha hecho mayor, encabezando durante varias semanas la cabecera de los films más privilegiados en la taquilla. Otro título favorecido agraciado por la popularidad ha sido, para algunos inesperadamente, Los pingüinos del Sr. Popper. Contra lo que pudiera esperarse un argumento de lo más manido en el ámbito del cine familiar, se convierte en un éxito, que muchos cifran en el protagonismo de ese cómico tan polémico y controvertido siempre como es Jim Carrey, el de las muecas interminables, que suele interactuar en toda clase de registros y que, pese a la opinión de muchos, sigue siendo un buen atractivo para la taquilla produciendo pingües beneficios.

A nadie puede extrañar que la vuelta de Los pitufos, rescatado de su éxito televisivo de antaño, uno de los últimos estrenos, haya escalado en la primera semana puestos de privilegio en esas listas. Los de menor edad que no pudieran verlos en la pequeña pantalla los descubren ahora en la grande, dotados con todos los medios digitales para protagonizar nuevos sucesos excepcionales. Un descubrimiento ha sido Paul, un alienígena tipo ET con aires gamberros, que irrumpe en este verano infantiloide y de menguados vuelos cinematográficos, con sorprendente habilidad para conquistar las taquillas. Tal vez porque este tipo de comedia desalmada le vaya bien a los espectadores de nuestro tiempo.

Y entre otros ejemplos de infantilización del cine de inquietante escalada tenemos ejemplos como Cars 2, Transformers 3, Kung Fu Panda 2, Linterna verde, y algunos más de discutible condición más adulta, que es un valor muy escaso en la cartelera de hoy. En fin se infantiliza el cine como se trivializa la mentalidad de muchos espectadores y su capacidad receptora para títulos de mayores presupuestos cerebrales. De ahí que no nos pueda extrañar esta escalada infantil en nuestras carteleras. A pesar de algunos guiños que tratan de captar a los mayores y que se pierden en la banalidad de sus argumentos.

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