Cambió ayer La Merced su habitual estampa de entrenamiento de toreros por una plegaria. No era tiempo de muletas, capotes y carretón, sino de una oración por Iván Fandiño.

Sencillo, cercano, humano y merecido. En esos mimbres se movió ayer el homenaje que el mundillo taurino de Huelva, comandado por la empresa de La Merced, dedicó a la memoria del matador de toros vasco, cumplida apenas una semana desde que el pasado sábado el torero de Orduña sufriera esa mortal cogida en el ruedo francés de Aire-sur-l'Adour.

Bonito detalle de ese albero recién regado. Después, una oración y responso oficiado con especial humanidad por parte del sacerdote Manuel Salazar, capellán de la Hermandad del Prendimiento.

No le perdió la cara al acto ningún sector taurino de esta provincia. Tampoco es cuestión de contar. Quien se dejó ver lo hizo con el sentimiento de humanidad necesario para alzar la voz en defensa de muchos toreros caídos. "No son asesinos, son toreros y estamos orgullosos de ellos y de nuestra condición de aficionados". El resto, para ponerle un bello respeto a la memoria de un torero.

Puede parecer que el de ayer es uno más de los que en estos días viene recibiendo el torero vasco, pero dada la estrecha relación que durante muchos años mantuvo Iván con esta tierra, puede argumentarse que el de ayer no fue acto formal ante un torero caído en el ruedo, sino una tarde llena de intensos sentimientos de pena y de recuerdo ante un diestro que, al margen de haber toreado su primer y único paseíllo en Huelva en 2014, se ha dejado ver en multitud de actos y acontecimientos que han tenido lugar en este ruedo. El último de ellos el pasado 13 de mayo con motivo de la clase práctica a favor del Banco de Alimentos de Huelva. Amigo personal del ganadero José Luis Pereda, presente también ayer, Fandiño concretaba largas temporadas de estancia y entrenamiento en la finca que el onubense mantiene en Rosal de La Frontera.

No faltaron ayer a esa cita periodistas taurinos, representantes de muchas peñas de la capital y provincia, aficionados en general y caras conocidas como las de los matadores Emilio Silvera, Francisco Barroso, David de Miranda y el rejoneador Andrés Romero; los ganaderos José Luis Pereda y Fernando Cuadri amén de novilleros como Emilio Silvera y Alejandro Conquero. Presencias a la que se sumaron, sin protocolo de autoridad, en su más íntima convicción de aficionados, el alcalde Gabriel Cruz y su concejal María Villadeamigo.

Despeje de plaza elegante en la palabra por parte del periodista Manuel Jesús Montes incidiendo en esa humanidad y cercanía de Iván con esta Huelva. Después, apenas treinta minutos más tarde, el broche de esa larga, cálida y sentida ovación para que el de Orduña la escuchara allá en lo alto. Sobre el albero, un ramo de flores... Luto por un torero.