Historias del fandango

Cante desde las trincheras

  • Las guerras sacan la parte más oscura de la condición humana pero en medio del espanto surgen a veces, como florecillas en un pedregal, destellos de arte que concilian las emociones

  • El emperador de la saeta

'Mundo Gráfico'. Ilustración de la página en la que se cuenta la anécdota de El Compare.

'Mundo Gráfico'. Ilustración de la página en la que se cuenta la anécdota de El Compare.

Una guerra fratricida, como fue la de España desde 1936 a 1939, produjo odios y hechos de tremenda violencia; si acaso, también episodios generosos y bellos. Y el arte flamenco jugó en ocasiones un hermoso papel de distensión y afectividad entre los contendientes, aportando detalles humanos a través de la música.   

Transcurrido un año de la Guerra Civil, la revista Mundo Gráfico publicaba un relato titulado Un fandanguillo, protagonizado por un soldado al que llamaron El Compare. En un frente cercano a Madrid, los dos bandos pugnaban desde trincheras tan próximas que se escuchaban las conversaciones de unos y otros. Desde la posición republicana se oía la zaragata de los moros que ocupaban la de los fascistas aguardando la orden para atacar. Así pasaron días en tensa vigilancia e intercambiando acusaciones, improperios y tiros. El comisario político de los rojos arengaba a los soldados del bando fascista tratando de seducirles para que se pasaran a sus filas, pero éstos apagaban el sonido de la bocina con sus ráfagas de disparos, de manera que su discurso no se llegaba a entender. 

No todo el tiempo se vivía en máxima tensión; había ratos al día de tensa calma. Y una noche se produjo un intercambio de cantes. Desde la trinchera de los fascistas surgió uno por fandanguillos que fue adueñándose del ambiente, porque el cantaor lo hacía muy bien y en ambos bandos gustaba lo que iban escuchando. Quien cantaba era El Compare, que empezó a lanzar sus fandangos en la noche con letras sentidas y emocionantes. Con tal ambiente, no se disparó ni un solo tiro en más de una hora que estuvo cantando y escuchado en completo silencio por todos. Era ya casi el amanecer sin que se hubiera producido el mínimo ruido. “El cante domestica a las fieras”, decía el sargento en la trinchera roja. 

Pero en un momento empezaron a disparar como locos desde el foso de los fascistas, al tiempo que una voz gritaba con insistencia desde el republicano:

–¡No disparad, camaradas! ¡Hermanos, no tirad! 

El Compare huía desertando y librándose milagrosamente de las descargas de fusilería, amparado por el crepúsculo. Y así consiguió cambiar de bando. Cuando alcanzó el parapeto de la otra trinchera, ahora amiga, abrazaba como loco a los soldados con una alegría incontenible y les contó su historia.

'Mundo Gráfico'. 7-7-1937. 'Mundo Gráfico'. 7-7-1937.

'Mundo Gráfico'. 7-7-1937.

Hemos tratado de localizar a familiares o amigos de este personaje en Alosno. Pero ha transcurrido mucho tiempo y no tuvimos éxito. Quizás ni era su apodo original, sino que se lo pusieron en la guerra y no lo conocían por él en su pueblo. Ahí queda, congelada en el tiempo, su leyenda y el valor de unos fandangos que fueron para él un paradigma vital.  

Valderrama en el frente de Jaén

Juanito Valderrama cuenta en su libro de memorias Mi España querida un episodio parecido al de El Compare que él vivió en el frente de Jaén. Estaba enrolado en el batallón Fermín Salvochea, sin dinero, y pidió a sus jefes que le dejaran ir a cantar a los soldados del frente y pasar la gorra después. Llegó a las trincheras, donde estaban “pegando tiros, porque las tropas de Franco estaban allí y nosotros aquí, a cien metros unos de otros… y como las líneas estaban muy cerca, se oía todo lo del otro lado, los insultos:

- ¡Rojos, cabrones!

Y las blasfemias:

- ¡Y tú fascista, hijo de puta, me cago en el copón. Déjame a tu hermana, que verás!

Y en ese silencio de la noche, con los recuerdos de la familia que se había quedado en la otra parte, esas preguntas:

- ¿Hay por ahí alguno de Huelva?

- Sí, yo soy de Ayamonte

- Paisano, ¿y no hay por ahí ninguno de Aracena?

'Juanito Valderrama. Mi España querida'. Potada del libro de memorias. 'Juanito Valderrama. Mi España querida'. Potada del libro de memorias.

'Juanito Valderrama. Mi España querida'. Potada del libro de memorias.

Estaban allí las trincheras, con los sacos terreros…, pero no sé cómo, en cuanto empecé a cantar, empezar los cañonazos fue todo la misma cosa… Pasaban los obuses cruzando el cielo y yo desde la trinchera cantando… cagado de miedo y cantándole coplas a los soldados… Lo que más les gustó fue La samaritana… Y mientras estaba cantando, en pleno frente, sonaban los pepinazos de los cañones, los tiros…, que no he pasado más miedo en mi vida”.

Entre los milicianos de la CNT que se juntaron allí para escucharle, unos le daban cinco duros, otros diez… Dinero de sus exiguos sueldos de diez pesetas diarias que no podían gastar en nada. Le recaudaron 700 pesetas, con las que dice Valderrama que se sintió el rey del mundo. “Les canté todo lo que quisieron. Ya se hizo de noche…”. En una chabola de la trinchera  durmió con una manta marrón que le prestaron los soldados de las que rascaban la piel. Cuando regresó a Alcaudete, le enseñó el dinero a María, su compañera:

- Ea, ya tenemos pa comer.

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