Crítica de Cine

Fotoperiodismo cinematográfico

En el curso del III Encuentro Iberoamericano de Prensa organizado por la Asociación de la Prensa de Huelva y la Fundación Caja Rural del Sur dentro de los actos del Otoño Iberoamericano se celebró una mesa redonda en torno a Lafotografía como instrumento de creación cultural, en la que participé como moderador y en la que José Luis Ruiz, fundador del Festival de Cine Iberoamericano y director de Latitudes 21, Festival Internacional de Fotografía, suscitó la presencia del fotoperiodista en el cine. Uno de sus ejemplos citados fue el de la película Blow Up (1966), de Michelangelo Antonioni, basada en un cuento de Julio Cortázar, sobre un fotógrafo que al realizar unas fotos en un parque londinense, descubre al revelarlas un cadáver. Premiada en el Festival de Cannes con La Palma de Oro, consiguió otros galardones y distinciones.

Entre el drama y el thriller la película de Antonioni revelaba la trascendencia de la fotografía en el arte cinematográfico, que otros films han confirmado. Tengamos el caso, ya en un ejercicio periodístico más directo, de Bajo el fuego (1983), de Roger Spottiswoode, sobre los hechos protagonizados por tres periodistas estadounidenses durante los últimos días del régimen dictatorial de Somoza en Nicaragua en 1979, inspirada en hechos reales. Con un reparto excepcional compuesto por Nick Nolte, Gene Hackman, Ed Harris y Jean-Louis Trintignant, aporta crudas imágenes de la ardua labor del fotógrafo en conflictos bélicos, como los que viven a diario compañeros nuestros.

En ese mismo sentido no puede faltar Salvador (1986), de Oliver Stone, magníficas interpretaciones de James Woods y James Belushi, sobre la aventura personal del veterano reportero Richard Boyle, que descubre la cruenta realidad de la guerra civil en ese país cuando pretendía ejercer como simple freelance. Cita imprescindible es La ventana indiscreta (1954), de Alfred Hitchcock, con James Stewart y Grace Kelly. Un reportero, permanece en casa con una pierna escayolada. Observa desde su ventana como en un apartamento frente al suyo se producen ciertos sospechosos acontecimientos. Fue premiada por el Círculo de Críticos de Cine de Nueva York y el National Board of Review.

Hitchcock, que ya se había ocupado del mundo periodístico, volvió a él en su segunda película en Estados Unidos después de Rebeca (1940). Me refiero a Enviado especial, realizada ese mismo año para avisar, decía, al pueblo norteamericano de lo que se avecinaba ante la tragedia que vivía Europa. De ella dijo el mismísimo Joseph Goebbels, ministro para la Ilustración Pública de Hitler: "Una obra maestra de la propaganda, una producción de primer orden que causará impresión en las masas".

De notable calidad fue Peeping Tom: El fotógrafo del pánico (1960), de Michael Powell con la magnífica bailarina Moira Shearer. El protagonista es un joven fotógrafo obsesionado por capturar en imágenes el terror de las mujeres al ser asesinadas. Memorable Primera plana (1974), del gran Billy Wilder, basada en la obra teatral de Ben Hecht y Charles MacArthur, con una espléndida interpretación de Jack Lemon, Walter Mathau y Susan Sarandon. Era una nueva versión de las realizadas por Lewis Milestone en 1931 y Howard Hawks en 1940. En el panorama español destaca Territorio comanche (1996), de Gerardo Herrero sobre la guerra de Bosnia, según la novela de Arturo Pérez Reverte y en el europeo Las flores de Harrelson (2000), de Elie Chouraqui, también sobre el conflicto de la antigua Yugoslavia.

Quiroga

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