El proyecto del Bou Ferrer

Un referente para la concienciación social y el turismo de experiencias

  • La Unesco ha reconocido la labor del proyecto en este yacimiento que es BIC

Sistema de almacenaje de las ánforas en el Vila Museu, similar a como viajaban en la nave romana.

Sistema de almacenaje de las ánforas en el Vila Museu, similar a como viajaban en la nave romana.

La historia del proyecto Bou Ferrer es de esas que dan envidia sana. Por la propia aparición de este pecio tan bien conservado y tan bien dotado de una carga muy valiosa; por el lugar a poca profundidad y con relativamente buena visibilidad al que fue a parar, y que hoy permite su investigación y divulgación y, sobre todas las cosas, por la apuesta férrea e inquebrantable que varias instituciones de la comunidad valenciana –la Generalitat, la Fundación General de la Universidad de Alicante, el Ayuntamiento de Villajoyosa a través del Vila Museu y el Club Náutico de Villajoyosa– han hecho por la historia. Sin dilaciones, sin titubeos, con una iniciativa en firme y con una aportación económica mediante.

Desde este rincón del sur del sur, puerto de salida de aquel barco que cubría en tiempos de Nerón la línea comercial directa con Roma, donde subyacen cientos de pecios bajo nuestras aguas y donde existe un centro de arqueología subacuática del que apenas trascienden noticias, se observa con admiración la impresionante labor que pusieron en marcha en el yacimiento y el Vila Museu de Villajoyosa.

Un trabajo que se ha afrontado sin prisas pero sin pausas y que ha convertido al Bou Ferrer en “el primero de los siete yacimientos del mundo reconocido por la Unesco por las Buenas Prácticas en materia de protección, conservación y difusión del Patrimonio Cultural Subacuático”, asevera Antonio Espinosa, director del Vila Museu. Una labor a la que se suma el atractivo diferenciador de estas visitas dentro del denominado turismo de experiencias, en el que el Bou Ferrer ocupa sin duda un lugar privilegiado.

“Con este proyecto queremos convertir a los espectadores en cómplices”, explica Espinosa del resultado de este trabajo que sigue en activo y que simultanea las visitas con las labores arqueológicas. La intervención se realiza, además, con técnicas poco invasivas y con todas las garantías de protección física y legal del yacimiento, gracias a la cercanía del puerto y la vigilancia de las fuerzas de seguridad. De hecho, el pecio dispone de un sistema de protección bastante complejo que se abre y se cierra para las visitas y que aporta “todas las garantías para evitar el expolio”. Sin él, asegura, “no habrían sido posible las visitas guiadas”.

Reconoce “el miedo que teníamos al principio frente a la posible formación de expoliadores”, pero el resultado ha sido todo el contrario. “Y es que el Bou Ferrer cumple una función social pues conseguimos que los visitantes se impliquen en la protección”.

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