El alma del lugar, de los anónimos retratados, de la luz filtrada, de los propios autores y también del espectador. Cada una de ellas, y algunas más, encuentran su reflejo en las imágenes recogidas en esta exposición colectiva, Polonia, espejos del alma, que, efectivamente, no tiene ese nombre por simple retórica.

Hay mucha vida en la fotografía que se capta con sensibilidad. Quizá mucha más en la que se hace con curiosidad, buscando sin saber si realmente se ha terminado por encontrar algo. Aunque eso es lo de menos, porque muchas veces ese ejercicio de indagación sólo se completa con la interactuación de terceros, invitados a escudriñar la imagen y los sentidos para encontrar sentido al alma errante sin dueño.

Los alumnos del IES Pablo Neruda han ahondado en el concepto. Realmente han rascado en su interior a partir de observar el exterior de un país con tanta memoria callada en los silencios de sus calles. Un grupo de integrantes del segundo curso de Iluminación, Captación y Tratamiento de la Imagen (ICTI) se marchó hace unos meses a Polonia como parte de un proyecto artístico, también vital, con el que realmente hacer mucho más que poner en práctica los conocimientos académicos. Probablemente para la mayoría fue un medio de encontrarse a sí mismo entre las calles de Varsovia, por los campos helados del este que congelan un tiempo tan ajeno como propio, o en ese libro abierto para el aprendizaje de los pueblos en que se reconvirtió Auschwitz.

Ahora el resultado de ese viaje interior por la vieja Europa se encuentra al alcance de cualquiera en una muestra reunida en la Sala de la Provincia, en el edificio principal de la Diputación.

No es la primera vez que la institución provincial presta sus espacios para llevar al público las reflexiones planteadas por los estudiantes del IES Pablo Neruda. Porque también es un clásico en época preveraniega que el instituto dé una plataforma para exhibir estos trabajos que se escapan de una mera concepción formativa y del formalismo anárquico de los reportajes de viajes.

Que nadie se lleve a engaño: tras las imágenes que se ofrecen en la muestra hay tanto como la esencia pura de la fotografía. Cada una con su propia personalidad, sus propios recursos estilísticos, sus propios discursos narrativos. Todas con una mirada que dejan la puerta abierta a entrar en el alma propia y ajena en un viaje para el que no hacen falta tarjetas de embarque; sólo pasar el umbral de la Sala de la Provincia.

Entre los autores reunidos en la muestra, Víctor Peláez, Emilio de la Rosa y Jesús de Nazaret, fotógrafos becarios que han dejado su huella en las páginas de Huelva Información. Junto a ellos, Celia Esquivel, Diana Duarte, Lenuxa Rodríguez, Mª Ángeles Eugenio, Manuel Rodríguez, Manuel Villalón, María Hermosín, María Rodríguez, Raquel Pérez y Tyosyi.