Cultura

Diéguez, la humildad y sabiduría de un cantaor que encandila

Muchas de las virtudes que atesora este cantaor ya la quisieran muchos para sí. Y todavía no se dan cuenta los que tienen el poder de la decisión de encumbrar a tal o cual artista del apoyo que necesitan ese grupo de grandes aficionados que Huelva sigue dando al flamenco y que, por circunstancias ajenas a sus voluntades, tienen que traspasar las fronteras de nuestra tierra en busca de esa oportunidad que, lamentablemente en Huelva, no se les ofrece.

El caso de José Luis Diéguez es una muestra de esos grandes aficionados que tarde o temprano llegarán a ser figuras del flamenco, pero está claro que eso será abriendo las puertas necesarias para ello y no cerrándolas. En estos casos y tras conseguir estar en la cumbre del éxito, queremos apropiarnos de falsos méritos en el apoyo que pudo recibir.

José Luis Diéguez dejó patente el pasado viernes, en la peña flamenca, que puede estar a la altura de cualquiera de los grandes, tanto en conocimiento, como en su forma de ser.Con un cante por granaínas comenzaría su actuación el citado cantaor, el cual dio muestras más que sobradas de las facultades que posee para el cante flamenco. El acompañamiento a la guitarra de Antonio Dovao, tal y como nos tiene acostumbrados, es digno de mención por cuanto que supo adaptarse al cantaor como anillo al dedo y es que Dovao posee esa cualidad innata en el acompañamiento al cante que le hace merecedor del elogio de todos los artistas que pasan por el escenario de la peña flamenca.

La soleá fue uno de los palos mejor interpretados por el del Campillo. El temple y el juego tonal demostrado por Diéguez hizo las delicias de los presentes. A pesar de su juventud, conoce y domina los estilos de Triana como si fuera oriundo de ese barrio sevillano, manantial inagotable del cante flamenco tal y como comentara allá por los años treinta Tomás Pavón en algunas de las entrevistas en los diarios de la época de las que hemos podido hacernos eco. Y es que Tomás Pavón fue uno de esos flamencos del llamado grupo de Los Raros que dejó una impronta muy profunda para las generaciones posteriores. El de la casa de los Pavón, al igual que su hermana Pastora, supieron coger el testigo que dejara Manuel Torre para perpetuar los cantes por solea y seguidilla que forman parte del repertorio de muchos artistas actuales. La petenera, fue el cante con el que continuaría el artista su actuación. Muy buena interpretación de un palo que se prodiga poco en los escenarios. Es de agradecer cuando un artista rescata del olvido algunos estilos de cante flamenco que lamentablemente se prodigan poco entre los artistas y aficionados.

Alegrías de Cádiz con un repertorio muy amplio que nos recordaban los cantes de Aurelio, Pericón, El Tuerto, Espeleta y Manolo Vargas. Cuando se canta bien, lo difícil parece sencillo al oído y así lo transmitió Diéguez en su interpretación. Buen juego armónico en la guitarra de Dovao que parecía sentirse muy a gusto en el acompañamiento de este cante que cerraría la primera parte de la actuación.

Tras las palabras de Ángel Romero, presentador habitual de los viernes flamencos, retornan al escenario cantaor y guitarrista para ofrecer dos cantes de los llamados de ida y vuelta: milonga y vidalita. El abanico de cantes ofrecido por Diéguez en su actuación, además de ser de calidad, fue muy extenso. Quizá echamos en falta la interpretación de alguna que otra seguidilla o toná, que seguro no sería por desconocimiento, sino por no hacer tan dilatado el repertorio que para esa noche tenía preparado el cantaor de El Campillo.

Cambio de tercio para ofrecer al respetable tientos y tangos donde la escuela jerezana de los Torre, Chacón y Frijones quedó patente en los estilos interpretados por el joven cantaor, que, tras poner en escena unos fandangos naturales de Manuel Mora El Comía y de Manolo El Carbonerillo, daría paso a un abanico de fandangos de Huelva y provincia.

Así pudimos escuchar fandangos de Santa Bárbara, que en la voz de Diéguez son de los mejores que, en mi modesta opinión, se cantan en la actualidad; Almonaster, Cabezas Rubias, Calañas, El Cerro, Valverde, Alosno, con varios estilos, y los más conocidos de Antonio Rengel, cerraron una noche de cante flamenco que fue digna de admiración, tal y como señala el segundo verso de famoso fandango cané de la peña flamenca de Huelva, que en esta ocasión da fe del potencial que para el cante flamenco tiene José Luis Diéguez, un cantaor que estimamos merece todo el apoyo que se le pueda ofrecer.

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