Crítica de Cine cine

Crucero de vampiros

Los personajes de 'Hotel Transilvania' emprenden un viaje por alta mar en la tercera entrega de la serie.

Los personajes de 'Hotel Transilvania' emprenden un viaje por alta mar en la tercera entrega de la serie. / d. s.

A la espera del más que previsible taquillazo animado del verano con el regreso de Los Increíbles de Pixar, la más modesta aunque simpática franquicia Hotel Transilvania de Sony Animation suma ya su tercera entrega para seguir explotando el viejo slapstick alocado y la parodia lisérgica de los grandes mitos del terror clásico en una propuesta tan previsible como disfrutable en su propia marca blanca y familiar en pro de la diversidad bien entendida.

Escrita y dirigida de nuevo por Genndy Tartakovski, esta tercera aventura sale del viejo castillo donde Vlad arrastra su luto, su soledad y su pena centenaria para lanzarse desde el aire a un crucero en alta mar al encuentro del Triángulo de las Bermudas, la ciudad sumergida de la Atlántida y de lo que realmente importa: conseguir que el patriarca vampiro se eche por fin una novia.

Entre un gag y otro a prueba de elasticidad digital, Hotel Transilvania 3 despliega más números musicales de la cuenta (de la ELO a Michael Jackson pasando por Los Del Río y su infame Macarena), algún que otro guiño al acompañante adulto a costa de iconos del cine popular de los ochenta y deja intactos los elementos, los personajes (con especial protagonismo para el viscoso Blandi) y las tramas para que la saga continúe.

Como también es habitual, el doblaje castellanizado y repleto de referencias locales a cargo de conocidos actores como Santiago Segura, Alaska, Mario Vaquerizo, Macarena García y Arturo Fernández pone el autorizado matiz diferencial para camuflar el diseño estándar del resto de elementos.

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