Cultura

El Cid y Luque, a hombros en Pozuelo de Alarcón

  • Los diestros sevillanos cortan dos orejas cada uno · Aparicio consigue un trofeo · Desigual corrida de Buenavista

GANADERÍA: Toros de Buenavista, desiguales de presentación, aunque excesivamente terciados y descastados en general, a excepción del sexto, de buen juego. Julio Aparicio, oreja y silencio. Manuel Jesús 'El Cid', dos orejas y silencio. Daniel Luque, silencio y dos orejas. Incidencias: Plaza de toros de Pozuelo de Alarcón. Más de media entrada.

Los diestros Manuel Jesús El Cid y Daniel Luque inauguraron con Puerta Grande la Feria taurina de Pozuelo de Alarcón en una tarde donde, pese al balance de orejas, no sobró el argumento y el espectáculo se vio condicionado en gran parte por la descastada corrida de Buenavista.

El Cid cortó dos orejas al segundo, al que saludó y quitó a la verónica, gustándose el de Salteras y jugando templado los brazos. El toro fue noble y tuvo más movilidad que el primero. Lo mejor llegó al natural, donde se sintió el sevillano y pasó al toro con temple aunque sin mucho ajuste. La pena fue que el toro se apagó pronto y no hubo opción de abundar en la faena. Remató de buena estocada y cayeron dos orejas de escaso fuste. El quinto fue un toro muy descastado, que incluso se echó en la faena de muleta y no dio opción de redondear la tarde a Manuel Jesús.

Julio Aparicio cortó una oreja al primero en una tarde donde puso más el torero que sus dos oponentes. Con ganas a la verónica, Aparicio trató de encajarse pero no tuvo mucha opción con un primer toro manejable aunque muy bajo de raza. Puso ganas y estuvo templado al natural destacando en los remates finales antes de pasaportar al animal de una estocada entera que le dio la oreja. El cuarto fue un toro parado, sin ritmo ni clase y muy a contraestilo de Aparicio, que pese a ello mostró de nuevo ganas y buena disposición.

Por su parte, Daniel Luque no tuvo opción con un primer animal que acusó un duro puyazo, rajándose y aculándose en tablas. Sin embargo, salió a por todas ante el sexto, el mejor toro de la corrida; un animal con movilidad y nobleza que permitió al sevillano cortar las dos orejas. Ya con el capote Luque mostró sus ganas, dejando un templado saludo a la verónica. Con la muleta inició Luque por estatuarios para luego sacarse al toro al tercio con bellos pases por bajo. La faena variada tuvo su culmen en los pases cambiados consecutivos que tanto gustan al público. Si algo deslució la faena fueron los excesivos enganchones que provocaron que algunas tandas no fueran del todo limpias. Una buena estocada le permitió obtener los trofeos y acompañar a El Cid por la Puerta Grande.

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