Cultura

Caricatura turística

Multicines La Dehesa Islantilla, CineBox Aqualon Puerto Huelva y Al Andalñuz Ayamonte y Punta Umbría.- T.O.: 'My life in ruins' .- Producción: Estados Unidos, 2009.- Duración: 96 minutos.- Dirección: Donald Petrie.- Guión: Mike Reiss.- Fotografía: José Luis Alcaíne.- Música: David Newman.- Montaje: Patrick J. Don Vito.- Intérpretes: Nia Vardalos, Richard Dreyfus, Rachel Dratch, Harland Williams, Alexix Georgoulis, Shelia Bernette, María Botto, Ralph Nossek, María Adanez, Bernice Stegers.

Mi vida en ruinas es una de esas comedias románticas tan habituales pero que en este caso juega a esas tendencias un tanto disparatadas de aire alegre, a veces ligero, frívolo, díscolo y refrescante, que, se supone, es espectáculo grato para muchos espectadores en estas tardes y noches estivales en que muchos eligen el cine como socorrida diversión y lugar refrigerado que alivie los rigores de las temperaturas propias de esta época. Lo malo de esta película, una extraña coproducción entre Estados Unidos y España, en la que por lo que se refiere a nuestro país lo más sobresaliente son las actuaciones de María Botto y María Adanez, además de la magnífica fotografía de José Luis Alcaíne, es que en ocasiones no resulta tan divertida y ocurrente como parecen haberse creído sus artífices.

Una guía turística griego-americana, Georgia, profesora de historia, no está muy contenta con su vida. Decide trasladarse a Grecia para descubrir junto al inconfundible espíritu griego, llamado Kefi, las bellezas naturales y monumentales de su privilegiado país. Pero por mucho que ella se empeñe en su trabajo el consumismo irreflexivo y compulsivo de los turistas, que adquieren prendas y absurdos souvenirs, en lugar de interesarse por la riqueza monumental y la historia de Grecia, la sacan de quicio. En este conflicto entre culturas y comportamientos todo decepciona a la protagonista. Pero un día conoce a Irv Gordon, un turista distinto, que le hará pasárselo bien y la induce a fijarse en la última persona de la que esperaría enamorarse. Él se ha interesado en este viaje tras haber perdido a su esposa y cuando a Georgia nada le sale a derechas todo parece que adquiere un aire distinto y más esperanzador.

Todo ello trascurre durante un recorrido turístico de cinco días por las ruinas helenas. La protagonista, Nia Vardalos, a la que recordarán muchos por una película realmente divertida y jocosa como fue Mi gran boda griega (2002), de la que fue guionista ya que se basaba en su propia obra teatral, estrenada con gran éxito en Los Ángeles en 1998, sobre todo entre la colonia griega de la ciudad, vuelve aquí a sus orígenes y aunque ella no es en este caso responsable del guión, que se debe a Mike Reiss, es uno de los valores más destacados del interés que pueda presentar a los espectadores esta comedia con intenciones críticas sobre la evidencia de muchos contrastes turísticos a la hora de contemplar el decepcionante panorama de numerosos viajeros que han emprendido un viaje lejano y costoso a países de gran interés cultural, y malgastan su tiempo en compras innecesarias o en tomar el sol tendidos en las playas.

Otro personaje interesante de esta historia desenfadada y aparentemente intrascendente es Irv, al que personifica el veterano actor norteamericano Richard Dreyfuss, especie de personaje mágico, propio de comedias de este tipo, que desarrolla un cometido importante en el relato. Tanto es así que, cuando desaparece, uno piensa que el guión se ha compuesto de manera equivocada o que la película no se ha montado del moedo más acertado. En este aspecto la labor del director Donald Petrie, veterano realizador de comedias románticas, poco propicias para el mejor recuerdo, no es precisamente una excepción en su carrera.

Uno de sus valores más admirable es la magnífica fotografía de José Luis Alcaíne que le saca el mayor partido posible a los maravillosos escenarios griegos. Por su parte las actrices españolas María Boto y María Adamez, que forman parte del grupo, donde hay maleducados turistas australianos y relamidos viajeros ingleses, en unas breves actuaciones, interpretan a dos divorciadas. El resto se mueve en una serie de situaciones habituales, ciertamente tópicas, en este tipo de historias. En suma una comedia romántica en forma de caricatura turística.

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