Cultura

Aventura y comedia

CineBox Aqualon Puerto Huelva.- T.O.: "Land of the lost".- Producción: Estados Unidos, 2009.- Duración: 101 minutos.- Dirección: Brad Silberling.- Guión: Chris Henchy y Dennis McNicholas basado en la serie de televisión "Land of the lost" de Sid y Marty Krofft.- Fotografía: Dion Beebe.- Música: Michael Giacchino.- Montaje: Peter Teschner.- Intérpretes: Will Ferrell, Danny McBride, Anna Friel, Jorma Taccone, John Boylan, Leonard Nimoy, Matt Lauer.

¿A qué jugamos? Porque el cine actual, harto de nuevas versiones, continuaciones, secuelas, reciclados y clonaciones, falto de imaginación y sin espíritu creativo en buena parte, se dedica a copiar videojuegos y otros pasatiempos cibernéticos de todo tipo con tal de conquistar la taquilla a cualquier precio. El resultado es un cine infantilizado hasta el máximo, palomitero, de usar y tirar en la mayoría de los casos. A esa tendencia se suma este sucedáneo de una serie de televisión que estuvo de moda en los años setenta en Estados Unidos y que suele fomentar las ilusiones aventureras de muchos telespectadores como ahora pueden hacerlo en las salas cinematográficas.Nos llega en estos días con el supuesto atractivo como protagonista de todo un divo de la comicidad Will Ferrell, a quien recordamos en esa actitud histriónica en comedias como Elf (2003), De boda en boda (2004) y Embrujada (2005) o en anteriores actuaciones televisivas.

El realizador Brad Silberling, de quien recordamos la sorprendente Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket (2004), sobre el excéntrico escritor norteamericano Daniel Handler, que se firmó con semejante seudónimo, y Dame diez razones (2006), nos presenta ahora al desmañado doctor Rick Marshall, naturalmente interpretado por Will Ferrell, que trata de demostrar su teoría sobre la posibilidad de viajar en el tiempo. Logra trasladarse a un paraje semidesértico plagado de impensables riesgos, habitado por fieros dinosaurios, reptiles humanoides deseosos de conquistar la tierra, crustáceos, insectos y otras extrañas criaturas de un mundo desconocido. Le acompañan una aventajada investigadora y un entusiasta de la supervivencia. La desastrosa personalidad del Dr. Marshall, su torpeza y su incapacidad física, le pondrán en situaciones de riesgo inconcebible.

Lo que en su día se concibió como una dinámica y atractiva serie de aventuras para la pequeña pantalla en este contexto cinematográfico no responde a las exigencias de una producción para la gran pantalla y en una especie de nuevo Parque Jurásico en clave de comedia, concebido de tal guisa por Brad Silberling, sin que falten ciertos excesos incluso escatológicos, recurriendo a los efectos especiales de los años 70, en los que se realizó la serie original, que cuenta a veces con las trasparencias más bien burdas y trasnochadas que se aprecian en determinados momentos aunque no renuncie a los modernos procedimientos digitales de numerosos pasajes más espectaculares y llamativos, si bien resulta bastante visible que la mayoría de la película está rodada en plató.

Brad Silberling dedica ostensiblemente continuos guiños a la serie original dando rienda suelta, es decir brindando toda suerte de facilidades para que el cómico Will Farell despliegue todo su conocido repertorio de ocurrencias y payasadas de personaje-catástrofe, que, a juzgar por la acogida del público estadounidense, no ha contado con tanto predicamento como sus inefables actuaciones televisivas. Por lo que de aquella celebrada serie creada por Sid y Marty Krofft, donde un profesor y sus dos hijos descubrían una ignota dimensión con rasgos muy divertidos que entusiasmaron especialmente al ámbito más juvenil de la teleaudiencia, en esta versión no encuentra tan ocurrentes atractivos para admirar a los espectadores de estos saldos veraniegos muy abundantes en está época en nuestras pantallas.

La versión que nos ocupa propende más al humor fácil y poco imaginativo, a veces grueso y de difícil asimilación para un público que espera y desea mucho más en estas sesiones estivales de entretenimiento, evasión y, sobre todo, diversión. Parece como si el director hubiera preferido tomarse a chanza los habituales tópicos de la ciencia ficción y la fantasía en una caricatura de títulos tan emblemáticos en este género como "Viaje al centro de la Tierra" (1959) o "El mundo perdido: Jurassic Park" (1997). Pero para eso hay que tener más ingenio, más imaginación y en suma más gracia.

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