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Las víctimas de Auschwitz piden que no se repita "el mayor crimen de la historia"

  • Ex prisioneros del campo de exterminio protagonizan la ceremonia por el 75º aniversario de su liberación.

  • Los Reyes de España, conmovidos, apelan a no volver a caer en este horror.

Vista general de la ceremonia por el 75º aniversario de la liberación de Auschwitz.

Vista general de la ceremonia por el 75º aniversario de la liberación de Auschwitz. / Lukasz Gagulski (Efe)

Supervivientes de Auschwitz y representantes de más de 50 países conmemoraron este lunes, en el antiguo campo de exterminio nazi, el 75º aniversario de su liberación con una ceremonia protagonizada por los ex prisioneros quienes han pedido a la comunidad internacional que, pese al paso del tiempo, nunca se olvide lo que allí pasó.

El sol casi primaveral que brillaba sobre Auschwitz poco tiene que ver con el escenario de intenso frío y nieve que relataron los soldados soviéticos que llegaron hasta las alambradas de Auschwitz-Birkenau el 27 de enero de 1945 para liberar a los miles de prisioneros que, abandonados a su suerte por los alemanes, esperaban famélicos la llegada de su última hora.

"Oíamos disparos cercanos al campo y sabíamos que pronto vendrían las tropas liberadoras, aunque la verdadera liberación no llegó hasta tiempo después, cuando logramos interiorizar lo sucedido y ser conscientes de que la pesadilla había terminado", dijo la israelí de origen polaco Batsewa Dagan, una superviviente que relató su experiencia.

Entre quienes 75 años después quisieron acompañar a los ex prisioneros en una fecha tan simbólica estaban los reyes de España, Felipe y Letizia, los presidentes de Israel (Reuven Rivlin), Alemania (Frank-Walter Steinmeier) o Hungría (Victor Orban), así como el secretario de Estado del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin.

En la primera ocasión en que visitan este campo, Felipe VI y doña Letizia han rendido homenaje a las víctimas del Holocausto y, tras recorrerlo, se confesaron conmovidos y apelaron a que nunca más la Humanidad vuelva a caer en este horror.

Como anfitrión, el jefe del Estado polaco, Andrzej Duda, quien ha sido el único político que ha tomado la palabra con un discurso en el que quiso reiterar el compromiso de Polonia, "primera víctima de la agresión nazi", en garantizar la supervivencia de Auschwitz como "símbolo eterno del mayor crimen cometido en la historia de la Humanidad".

Pero fueron los supervivientes los auténticos protagonistas de esta ceremonia que se ha querido mantener lo más alejada posible de cualquier uso político, según los responsables del museo-memorial de Auschwitz. A ella asistieron cerca de 200 ex prisioneros, muchos de ellos ataviados con el pañuelo con rayas azules y blancas propio del campo. Entre ellos la superviviente Elza Baker, quien pese a su parálisis parcial tomó la palabra para "exigir" a los mandatarios asistentes que la memoria de Auschwitz no se pierda.

"Contra eso, contra el paso del tiempo y el olvido, tienen ustedes que luchar", dijo antes de agradecer al museo-memorial de Auschwitz la conservación de los objetos y documentos que son prueba de la barbarie allí vivida.

"Todo comienza con pasos que al principio pueden pasar desapercibidos, haciendo que una comunidad sea infravalorada, discriminada en pequeñas cosas, para ser poco a poco apartada hasta acabar desterrada en guetos, campos de concentración y morir en cámaras de gas", afirmó el superviviente lituano Marian Turski.

Turski describió el antisemitismo que se vivía durante los años previos a la II Guerra Mundial: "Auschwitz no fue algo que sucedió de repente, que surgió de la nada, sino que nació de un proceso largo de odio que fue extendiéndose hasta degenerar en este asesinato masivo". "Si eso pudo pasar entonces, quiere decir que podría volver a pasar. No lo permitamos, velemos por proteger a las minorías y no seamos indiferentes ante los abusos cometidos contra los más débiles", dijo.

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