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Al menos 15 personas mueren en un ataque contra un seminario en Afganistán

Imagen de archivo de una mezquita atacada con bomba en Afganistán.

Imagen de archivo de una mezquita atacada con bomba en Afganistán. / Efe

Al menos 15 personas murieron y otras 28 resultaron heridas, en su mayoría jóvenes estudiantes, en un ataque con explosivos este miércoles durante la oración del mediodía en un centro islámico en el norte de Afganistán.

El ataque tuvo lugar hacia las 12:45 en la madrasa o escuela islámica de Jahadia, un centro de formación en la ciudad de Aybak, de la provincia de Samangan, "durante las oraciones", indicó a Efe el director de Información provincial, Imdadullah Muhajir. "El enemigo de la nación puso explosivos dentro de la madrasa causando la muerte de 15 estudiantes e hirió a otros 28", detalló.

De acuerdo con un testigo del incidente, el atentado pudo ser cometido por un atacante suicida que se inmoló en un salón lleno de estudiantes.

"Estábamos en el patio de madrasa cuando una persona de barba blanca vino y dijo a los estudiantes que entraran al salón para distribuir los bolígrafos y cuadernos, cuando los estudiantes se juntaron, explotó entre los estudiantes" relató Bilal Atayee, uno de los alumnos.

"Yo estaba fuera del salón y también iba al interior donde ocurrió la explosión”, añadió.

Sin embargo el director de Información de la provincia negó que se tratara de un ataque suicida y reiteró que el suceso se debió a un explosivo colocado en el techo dentro de la madrasa, por lo que la mayoría de las víctimas resultaron heridas en las piernas.

"No, el atentado suicida no es cierto, yo personalmente visité la zona, fue un explosivo en el techo dentro de la madrasa, por lo tanto, la mayoría de los estudiantes están heridos en las piernas y, afortunadamente, el número de muertos no se ha elevado hasta ahora", aseguró Muhajir.

Hasta el momento ningún grupo armado ha reivindicado este ataque. Sin embargo todo apunta al grupo yihadista Daesh, que ha reclamado la autoría de atentados similares durante el último año en Afganistán, sobre todo en centros de culto.

Desde la llegada de los talibanes al poder, en agosto del año pasado, el Estado Islámico de Khorasan, la rama afgana del grupo terrorista, se ha erigido como la principal amenaza a la estabilidad del país, si bien el Gobierno de los fundamentalistas insiste en negar que la organización armada represente un desafío de seguridad.

El Daesh se ha atribuido la autoría de numerosos atentados sobre todo contra miembros de la minoría chií hazara, además de ataques con bomba y suicidas en mezquitas, escuelas, zonas diplomáticas o de alta seguridad.

Sólo el pasado septiembre al menos 53 personas murieron, entre ellas 46 niñas y mujeres jóvenes, y 110 resultaron heridas, en un ataque suicida contra un centro educativo situado en un barrio de la discriminada minoría chií hazara en Kabul.

Los talibanes por su parte han dirigido operaciones en diversos puntos del país en un intento por desarticular a los yihadistas y materializar las promesas de seguridad que hicieron durante la guerra, antes de llegar al Gobierno, cuando aseguraron que las zonas bajo su control estaban libres de terrorismo y crimen.

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