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Las incógnitas en torno al viaje de Bill Clinton a Corea del Norte

  • Washington anunció que se trata de una visita "estrictamente privada" para liberar a las periodistas y desmintió que Obama hiciera llegar un mensaje al líder norcoreano, Kim Jong Il, a través de Clinton.

El golpe sorpresa llevaba semanas hilado, pero se mantuvo en el más absoluto secreto. Un halo de misterio rodeó la llegada del ex presidente estadounidense Bill Clinton a Corea del Norte. El jet con el que aterrizó el marido de la actual secretaria de Estado de su país no llevaba ni un solo distintivo de su rango, como informaron los medios estadounidenses. Las incógnitas y la coyuntura son los auténticos objetivos de la misión.

¿Se trata sólo de la puesta en libertad de las dos periodistas estadounidenses, o quizá trama algo más su presidente Barack Obama? A juzgar por las imágenes que la televisión norcoreana ha emitido, el deshielo entre Pyongyang y Washington ha comenzado.

Niños que entregan flores al visitante de pelo blanco, destacados miembros del gobierno que le estrechan la mano... Parece que el país comunista concede gran importancia a la visita de Clinton. El régimen se esfuerza desde hace meses por entablar contacto directo con Washington en la disputa sobre su programa nuclear, y la llegada del ex mandatario podría ser valorada en Pyongyang como un primer paso.

Precisamente ésta es la imagen que intenta contrarrestar la Casa Blanca. Washington anunció que se trata de una visita "estrictamente privada" para liberar a las periodistas y desmintió que Obama hiciera llegar un mensaje al líder norcoreano, Kim Jong Il, a través de Clinton. "Esas informaciones no son ciertas", aseveró un portavoz. "No queremos dañar el éxito de la misión del ex presidente Clinton", señalaba el escueto comunicado de la Casa Blanca. Obama lo tiene claro: la misión es delicada.

Con todo, uno de los norcoreanos que estrechó la mano de Clinton en el aeropuerto fue el viceministro del Exterior y jefe de las negociaciones nucleares de Corea del Norte, Kim Kye-gwan. Pero los medios estadounidenses señalan una y otra vez que Washington quiere separar estrictamente la cuestión de las periodistas de la disputa nuclear. Que lo logre o no, es dudoso.

Estados Unidos abogó con toda contundencia por la imposición de sanciones contra Corea del Norte tras sus últimas pruebas nucleares y habló una y otra vez de "provocaciones" de Pyongyang. Luego, el régimen comunista reaccionó apuntando a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, calificándola de "Lady graciosa" y a quien no se puede tomar en serio.

Ahora incluso Kim Jong Il recibe como invitado a su marido y le invita a cenar en su casa. Al parecer, ambos abordaron "amplias cuestiones de distintos temas". Y la situación recuerda todo el tiempo a 1994, cuando el ex presidente Jimmy Carter visitó Corea del Norte y devolvió al país a la mesa de la espinosa negociación nuclear.

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