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El cese de un carismático líder desata la crisis más grave desde Tiananmen

La crisis política más grave en China desde la matanza de Tiananmen en 1989 se confirmó ayer con la destitución de Bo Xilai, carismático y controvertido secretario del Partido Comunista de Chongqing, que aspiraba a convertirse en el congreso de otoño en uno de los líderes de la próxima década.

Su ambición de llegar al núcleo de la dirección del Partido Comunista Chino (PCCh) y tal vez un día a número uno la truncó su cese fulminante como jefe comunista de una municipalidad de casi 40 millones de habitantes, apenas 20 horas después de que el primer ministro, Wen Jiabao, pidiera reformas políticas para evitar una nueva Revolución Cultural.

Bo Xilai pasó cinco años en prisión por pertenecer a una familia considerada intelectual y crítica con el sistema durante la Revolución Cultural. Su padre era Bo Yibo, un importante líder del PCCh y compañero de Mao Zedong que fue perseguido en esa época.

Tras ser rehabilitado por el régimen, Bo Xilai intentó marcar su ascenso político con la recuperación de tradiciones maoístas que llevaron a apodarle rojo, como canciones revolucionarias en la calle, mientras hacía reformas y luchaba contra las poderosas mafias.

Pero su teniente alcalde Wang Lijun, ex jefe de Policía implacable contra una corrupción que iba del soborno a la venta de armas, reveló, primero en el consulado de EEUU de Chengdú (Sichuan, suroeste) y luego en Pekín, donde está en libertad vigilada, el lado oscuro del modelo Bo y de Chongqing como laboratorio político.

Según fuentes cercanas al PCCh, Pekín vio peligro de enfrentamiento abierto entre el Ejército y el partido si los militares del suroeste brindaban protección a Bo Xilai por ser amigos de su padre.

Wang Lijun, que también fue destituido ayer, podría ser acusado de traición por revelar "al enemigo" (EEUU) secretos del PCCh, lo que conllevaría un juicio e incluso hasta podría ser condenado a muerte, según los analistas.

Según el diario South China Morning Post, el presidente chino, Hu Jintao, dijo a miembros de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo de China (CCPC), máximo órgano asesor, que lo que había hecho Wang Lijun era una traición. Una fuente de Chongqing citada por el diario reveló que "los funcionarios fueron informados de que traicionó al país con crímenes, corrupción y degeneración moral".

La destitución de Bo Xilai , un "peso pesado" y "príncipe" de la quinta generación, hijo de un líder revolucionario igual que el futuro presidente, Xi Jinping, confirma la mayor crisis política en el PCCh desde 1989. "Su protagonismo le perdió. No quería ser hermano sino jefe y eso no está bien visto", dijeron las mismas fuentes.

"Quiso ponerse la medalla de la lucha contra la corrupción, pero en el régimen chino esa función corresponde al secretario general del PCCh y presidente, actualmente Hu Jintao", explicaron las fuentes, para las que "Bo quería presentarse como salvador del mundo y causó bastantes problemas al partido".

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