secuestro en australia | los motivos del asaltante son una incógnita

"Vi sus ojos, estaba loco"

  • El secuestrador exigía hilo directo con el primer ministro y obligó a sus rehenes a sostener una bandera negra con la profesión de fe islámica

Tras pasar horas temiendo por su vida, la joven empleada del Café Lindt de Sidney tenía el susto pintado en la cara. Con los brazos extendidos corrió hacia los policías, a punto de derrumbarse. Había conseguido escapar del infierno en el que se convirtió la cafetería cuando un iraní radical tomó como rehenes a 17 personas en la cafetería.

"Vi sus ojos, estaba loco", contó por su parte Craig Stoker al Daily Telegraph. Este testigo acababa de comprar un café en la cafetería Lindt, en el centro de Sidney, cuando se chocó con el que luego resultaría ser el secuestrador. "¿También tengo que dispararle a usted?", le increpó el hombre tras el encontronazo. "Me quedé helado", admitió Stoker.

El secuestrador es un hombre peligroso con antecedentes penales, según la prensa, pero los motivos del secuestro son, por ahora, una incógnita.

A través del cristal de la cafetería se pudo ver durante el día cómo trataba a sus rehenes. Obligaba por turnos a dos personas a sostener una bandera negra con la Shahada, la profesión de fe islámica, escrita en letras blancas: "No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta". Justo por debajo podía verse el cartel de Feliz Navidad que adornaba el local. Una empleada del café que ayer no trabajaba reconoció a una de sus compañeras. "Su cara es como una máscara", aseguró ante las cámaras de televisión.

¿Cómo superaron el día los rehenes? ¿Dónde estaban cuando la Policía asaltó el lugar, en medio de la noche y tras 16 horas de secuestro? Algunos lograron salir de allí poco antes, otros fueron sacados poco después por miembros de los servicios sanitarios. Para los familiares comenzaba una angustiosa espera. En un primer momento la Policía no decía nada sobre posibles víctimas y heridos, hasta que casi tres horas más tarde confirmaba la muerte del secuestrador y de dos de los rehenes.

El día había empezado en Sidney como cualquier otro, con la Martin Place decorada con motivos navideños y mucha gente dispuesta a comprar regalos. El sol brillaba en un límpido cielo azul, en medio del verano australiano. Como Stoker, muchos de quienes se dirigían a la oficina hacían una rápida parada en la cafetería para comprar un café.

Frente al Café Lindt se encuentra la redacción del canal de televisión Channel 7. Poco antes de las 10:00, los redactores vieron gente salir corriendo de la cafetería y encendieron las cámaras para grabar. Se veían manos contra las ventanas y apareció la bandera. En pocos minutos, la Policía había llegado al lugar.

La redacción de Channel 7 se tuvo que apartar para que la Policía estableciera un puesto de comando. A mediodía salieron huyendo de repente tres rehenes, y después otros dos. La Policía contactó con el secuestrador. "Estamos negociando con él", explicó la subjefa de Policía, Catherine Burn.

Esa situación se prolongó durante horas. Al parecer, el secuestrador quería hablar en directo con el primer ministro Tony Abbott, en radio o en televisión. La Policía se mantuvo a la espera al principio con la intención de poder lograr un final sin violencia.

Todo el mundo se había preparado para unas largas negociaciones pero, de repente, todo ocurrió con rapidez y en medio de la noche, la Policía asaltó la cafetería. Lo hicieron porque estaban convencidos de que, de no haber actuado, "habría habido más muertes", confirmaron después las autoridades.

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